Kia Carens 1.6 GDI, el hipotenso

Punto de partida: un modelo global es difícil de juzgar por la primera prueba a una versión. Ha ocurrido con el Kia Carens, motor de gasolina de 1.6 litros con 135 CV y, sinceramente, sin más soliloquios, no ha gustado su rendimiento.

Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
  • Kia Carens. -

Punto de partida: un modelo global es difícil de juzgar por la primera prueba a una versión. Ha ocurrido con el Kia Carens, motor de gasolina de 1.6 litros con 135 CV y, sinceramente, sin más soliloquios, no ha gustado su rendimiento.
Cuestión de eso exclusivamente, pues en otros parámetros, Kia conforma los avances incuestionables en toda su gama de cara a los gustos del cliente europeo.
El monovoulumen compacto de la firma coreana ha ido contracorriente en esta primera prueba al Carens. Primero, por la asignación de un motor de gasolina, de cuota ínfima en un segmento como éste.
Segundo, por lo ya dicho del comportamiento: desarrollos cortísimos en primera, segunda, tercera y cuarta, algo más extendido en quinta, y muy amplio en sexta. Una configuración expresa para optimizar el consumo, algo a lo que no se llega del todo, y ya se darán las razones. A cambio, se penalizan, y cómo, prestaciones fundamentales.
La conclusión es que este es un motor para fanáticos de la gasolina o irreductibles antidiesel. Llega a ser exasperante en sus reacciones, muy pesado. Recupera con dificultades. Un ejemplo gráfico: a 60 km/h y, poco menos de 2.000 r.p.m. ya pide sexta, lo cual hace difícil expandir todo el desarrollo a través de regímenes largos en las marchas intermedias. Demanda en ese tránsito continuos cambios de marcha.
Su mejor momento lo oferta desde las 4.000 r.p.m., pero si se contrasta este régimen de giro con el gasto instantáneo en ordenador el consumo “chiva” más de 15 litros. Las bonanzas de su consumo empiezan a quedar en entredicho y el chasco se completa cuando el registro medio de la prueba deja en el mismo ordenador casi ocho litros, en un contexto de coche a media carga, con el añadido de casi nulo uso del aire acondicionado y entorno de conducción muy mayoritario en carretera.
Presenta las credenciales de 135 CV, numéricamente importantes para una cilindrada de 1.6 litros, además de lo más avanzado en sistema de alimentación con una inyección directa, pero en rendimiento la caballería está escondida, como dormida, presa de una hipotensión, y el espabile no tiene otro remedio que apretar el acelerador.
La transmisión, manual de seis relaciones, la que figura en toda la gama del Kia Carens, está supeditada a ese extraño rendimiento del motor. Como ventaja, la palanca es muy precisa, lo que se agradece ante la necesidad de su intenso manejo.
Si se parte del diseño se ha modernizado y “guapeado” mucho respecto del antecesor, por esa silueta deportiva que adopta con el habitáculo más adelantado y el pilar A por delante del centro de la rueda delantera.
Visto de frente, sugiere y confirma una destacable aerodinámica, con un capó en abierto ángulo de caída, la parrilla en forma de pajarita propia de la marca y el logotipo bien visible. El escenario culmina en la parte más baja con unos faros antiniebla grandes y en un sugestivo trazo rectangular. Las barras integradas en el techo y un deflector trasero conforman la regularidad de sus formas.
El Carens de la tercera generación reduce cotas como longitud (2 cms), anchura (1,5 cms) y altura (4 cms) y, sin embargo, gana en habitabilidad gracias a una batalla o distancia entre ejes mas larga (5 cms) y a las modificaciones ya citadas operadas en el diseño.
Dentro del coche, inmediatamente se ve que refuerza las condiciones de polivalencia que tiene como monovolumen con el clásico recurso a la abundante nómina de guanteras y huecos portaobjetos, además de la posibilidad, como opción, de disponer de dos plazas más.
El pasaje disfruta de una comodidad proverbial por la buena posición en altura y el desplazamiento de los asientos que tampoco renuncian a una sujeción óptima y a la buena medida de respaldo y de banqueta.
La instrumentación es bastante diáfana y sencilla de manejo por su propiedad de intuición, sin reparar en innecesarias distracciones.
El tercer Carens rueda con buen asentamiento en casi todas las circunstancias, incluso cuando tiene que abordar curvas muy cerradas. En esta faceta, las modificaciones de cotas lo han hecho más ágil.
Kia es una marca que no repara en equipamientos para posicionarse todavía mejor en esa buena relación calidad/precio que  la avala. De los equipamientos de seguridad electrónicos citar el sistema de alerta de cambio de carril y el de asistencia al estacionamiento.
Y de precio, excelente en la parte baja de lo que se estila en el segmento solo superada por alguna firma de irreductible filosofía “low-cost”. Un poco como agravante también, respecto a la unidad probada, el algo referida a la versión de prueba, la del primer escalón, bastante cicatera en elementos de equipamiento, vamos que ni sensores de luz y limpiaparabrisas llevaba.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN