Sala 3

Mother!

La naturaleza es pura creación. Posee un corazón indomable, cuyos latidos retumban bajo los cimientos del mundo haciéndonos olvidar su cristalina fragilidad

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  • Mother! -

La naturaleza es pura creación. Posee un corazón indomable, cuyos latidos retumban bajo los cimientos del mundo haciéndonos olvidar su cristalina fragilidad. La naturaleza es vida y es muerte; es luz y es oscuridad; es puro caos y a la vez armonía. Es musa, Madre! y hogar. Darren Aronofsky, director de El Luchador (2008) y Cisne Negro (2010), nunca se perdonaría caer en la indiferencia. Su última película, Madre!, acaba con una exclamación que condensa el grito insurrecto que se esconde bajo el innegable atrevimiento de sus imágenes.
Una cinta concebida para la polémica, el debate y el análisis, que puede provocar tanto rechazo como deleite, dependiendo de la aceptación con la que acojamos su singular propuesta.
Aronofsky, sin concesiones de ningún tipo y con ciertos aires de engañosa egolatría, se propone filmar una obra magnánima sobre la creación, repleta de simbolismos y metáforas, y que juega continuamente con la ruptura de las preconcepciones que pudiese llevar consigo el espectador. Aunque la historia arranca con la estructura típica de una historia sobre extraños invadiendo una casa, todo va degenerando en un torbellino pesadillesco sin límites para lo impredecible ni lo provocativo.
La película, cuyas posibles lecturas quedan al servicio del espectador, toma la creación como tema central de su desarrollo, y establece varios estratos de significación más o menos identificables. El primero de ellos es el de la creación divina, convirtiéndose la obra en una particular versión del Génesis bíblico donde abundan las metáforas acerca del origen y la evolución de la religión en el mundo. Posteriormente, se perciben elementos que señalan a la creación en su forma más orgánica, mostrando el deterioro irremediable al que hemos abocado a la naturaleza, madre y hogar de todos nosotros. Por último, se hace evidente una reflexión sobre la creación humana, centrada en el proceso creativo del artista, sus fuentes de inspiración, el desgaste de las musas y el posterior consumo de la obra concebida, conformando el nivel más metaficcional de la película.
La cámara, siempre asfixiante, no para da danzar alrededor de la figura de Jennifer Lawrence, hostigándola en primerísimos planos de tensión creciente, mientras la actriz, en la mayor y más exigente demostración de talento que veremos a lo largo del 2017, se adueña de la cinta como su absoluta protagonista, como elemento conductor de todos sus significantes y como foco indisoluble de la narración, ayudando a que la atmósfera de tensión que posee la cinta tome siempre valores crecientes.
Una de las apuestas más osadas del año, más cercana a la experiencia fílmica que al entretenimiento convencional, que desatará pasiones tan polarizadas y extremas como sus arriesgadas decisiones artísticas.
Para leer más sobre cine puedes visitar mi blog elmurodedocsportello.wordpress.com

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