Pienso, luego estorbo

Chirona asimétrica

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Vemos a diario en los medios de comunicación encarcelamientos mediáticos de políticos y dimisiones fulminantes. Así mientras que Luis Bárcenas, Francisco Granados, Luis Pineda (Ausbanc), Mario Conde, etc., fueron encarcelados sin miramientos, y a bombo y platillo, los Pujol, Rato, Urdangarín, los de los ERES (es imposible nombrarlos a todos), los de los cursos de formación etc., continúan disfrutando de su libertad. Hay una pregunta que se formula el ciudadano: ¿Cuál es la diferencia entre ellos? ¿Por qué unos van a la “chirona” y otros no? ¿Por qué algunos reciben todo el peso de la ley pero otros tienden a irse de rositas? ¿A qué se debe esta asimetría?


Los supuestos cuatro gatos que nos dijeron que estaban implicados en los EREs y en los fondos para cursos de formación en Andalucía van ya por centenares o miles de felinos y un botín multimillonario en euros. Salvando la intensidad o la cuantía, todos esos personajes cometieron irregularidades similares, y se les ha tratado con distinto rasero a pesar de ser de aplicación el mismo Código Penal y la misma Ley de Enjuiciamiento Criminal. En este país, aún llamado España, hasta la chirona es asimétrica. Los que están en la cárcel no son más villanos que los que no lo están, ya que, unos roban y otros permiten robar.


Y para rematar, todos nos quieren dar la misma sensación: les pilló por sorpresa, no sabían nada, nada sospechaban y nadie se acuerda de nada. Amnesia generalizada. En política, esa es la cuestión. Se tolera el delito pero, de ningún modo, saltarse las reglas. Ahí reside el trato tan dispar, el distinto rasero aplicado a cada uno de los personajes. Lo que verdaderamente se castiga en las élites no es llevarse el dinero, sino romper la ley del silencio. Se corta de un tajo la cabeza de quienes osan sacar los pies del plato, sin miramientos. En las sociedades donde impera la injusticia, hacer lo correcto no sólo no proporciona beneficios, sino que implica también importantes riesgos. Por ello, la mayoría dedica sus esfuerzos a colocarse adecuadamente en el sistema, a alcanzar un lugar destacado en un partido, guardar silencio, y a no intentar cambiar las cosas. A veces los muertos hablan.

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