Pienso, luego estorbo

Al que pierde, premio

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Una vez más coincido plenamente con lo manifestado por el presidente de honor del PP, José María Aznar, que reclama, al PP una "rectificación enérgica, creíble y suficiente" si quiere recuperar los dos millones y medio de votantes perdidos en elecciones autonómicas y municipales del pasado 24M. El electorado ya ha dicho tres veces que no quiere este Partido Popular, y no hay ninguna razón para que no lo diga una cuarta vez, aunque hay tiempo para reaccionar. Hay que defender sin temor los valores del PP, los valores que lo han llevado a ser el principal partido de España.


Lo repetiré mientras pueda, es necesario savia nueva en el PP. No es nada edificante ver  en estos tiempos que a los que han perdido, por ejemplo, la alcaldía de Valencia Doña Rita Barberá después de más de 20 años, o el presidente Fabra, se vean recompensados con un jugoso puesto en el Senado, cuando hay miles y miles de militantes que con total seguridad lo desempeñarían con muchísima más ilusión y entrega. No se debería tolerar que el político que pierde las elecciones salga premiado por los favores debidos al líder, e inmediatamente se le recoloca en otro puesto, incluso hasta mejor remunerado. No pueden ser siempre los mismos en distinto sitio. Hay muchos militantes que encarnan esa renovación que el PP está obligado a acometer si quiere atraer a la juventud y recuperar los votantes desencantados. En el PP se deben de dar urgentemente los cambios que piden las bases, hastiadas de los casos de corrupción, las promesas incumplidas y los pésimos resultados electorales. Los votantes exigen regeneración. Es necesario renovar el discurso y las personas. Hace falta gente que, con experiencia y ganas de cambiar las cosas, no esté desgastada después de décadas de vida pública. No se puede estar en un partido vegetando a la espera de que te caiga algo.


No obstante, el PP está acostumbrado a hacer piña en los malos momentos. Mi partido no es un partido de revoluciones, sino de reformas y que ha llegado el momento, quizás algo tarde, de hacer cambios en la forma, con más democracia interna, y en el fondo, volviendo a los principios y valores que siempre ha tenido el Partido Popular, sin miedo.


En el PP el enemigo a batir no es ni Podemos, ni C’s, ni PSOE….., es la abstención. No hay más remedio que movilizar a nuestra gente.

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