Pienso, luego estorbo

Comparto el discurso de Aznar

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No sólo me ha gustado el discurso de apertura pronunciado por José María Aznar en la Convención Nacional de PP celebrada este fin de semana, sino que me ha reconfortado como militante que soy de este partido que veo adormecido. Aznar conoce bien a su gente, y no defraudó. Él sabe cuál es el camino acertado y no quiere que el PP se vaya por el equivocado. Ha dicho con bastante claridad cosas en las que creo firmemente, y se ha expresado con libertad y  con un mensaje directo. No ha olvidado la autocrítica, tan escasa últimamente.


Somos muchos en el PP los que queremos ponernos en pie, si nos dejan, sin miedo, y hacer frente a todos los desafíos. Dar la cara y no abonarnos al pesimismo ante una posible derrota electoral, con el ánimo encogido por los problemas y las consecuencias de la crisis. Hay que estar preparados para el combate ideológico que se avecina y a la recuperación de los principios. El PP no puede prescindir nunca de sus principios y valores; y defendiéndolos ganaremos las elecciones. Hay que recuperar el ideario del partido.


Y animó a despejar dudas que existen tanto entre los militantes como en buena parte de los votantes del PP, que ahora se inclinan ampliamente por la abstención. Movilizar a los desencantados, que son muchos, algunos de los cuales, ya se han ido del Partido aburridos, desencantados, ninguneados, vituperados, engañados…..Es prioritario hacer todo lo posible para que vuelvan, si se quieren ganar las elecciones, ahora que la izquierda empieza a mostrar su peor versión. Muchos españoles moderados no van a acompañarla en este viaje de revancha.   Las buenas noticias económicas alientan un horizonte de optimismo en los diferentes comicios, aunque Aznar no hizo ninguna mención a la recuperación económica del Gobierno de Rajoy, un error. Pero estos sutiles alientos de la economía española, no mueven los sentimientos del militante, no hacen saltar las lágrimas, no generan emoción, en especial cuando te están abofeteando desde todos los frentes. El PP necesitaba esta dosis de firmeza y estas invocaciones al entusiasmo en  uno de sus momentos más difíciles.


El partido tiene que retomar la calle sin miedo, despejar su actitud cohibida o decepcionada, defender una forma de hacer las cosas, devolver el ánimo a los desanimados, dar certezas a los que dudan y decirle a los enfadados que pueden contar con el PP. Es prioritario recuperar la confianza de las machacadas clases medias y a los jóvenes.


El PP, sostiene Aznar, debe aspirar a ser el mejor "no el menos malo", y si hay que morir se muere, pero sin miedo, con valor, a pecho descubierto y con la cabeza bien alta, y que nunca se nos olvide a los españoles que: "Mañana, aquí y donde sea, Memoria, Dignidad y Justicia".
Para conseguir todo esto, Aznar se ha ofrecido a ayudar. Después de su discurso, no hay seguridad de que la dirección la acepte.

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