Palabras en Libertad

Susana Díaz y la hora de la verdad

En la lid política de este tremendo sistema de ataques asoma por méritos propios el absurdo de algunos, y algunas

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Para Julián Besteiro cada cita electoral era la hora de la verdad. Pensaba el legendario político socialista que las urnas establecían el momento crítico de la democracia y que a ellas se debía el trabajo del partido. Pero aquél socialismo de ideología cierta y de política hecha pegada a la realidad de los problemas y necesidades de la gente, que necesitaba de las urnas para establecer la verdad de su situación, no es el de ahora, que navega entre el discurso caínita contra los compañeros y la alternativa facilona de decir todo lo que se quiere oír y el trabajo prudente y meticuloso de los que han asumido, con lealtad, la tarea de sacar al PSOE del agujero electoral en el que estaba, y aún está, sumido.

Anuncia Susana Díaz que en unos días despejará la duda sobre su candidatura a la secretaría general del PSOE. Será el anuncio de su participación en una competición en la que ya están otros dos compañeros. Y será el momento en el que quede definido el escenario hasta llegar a la hora besteiriana de la verdad, la de las urnas.

Hasta el momento “han votado” diputados que no se sujetaron a la disciplina del partido, alcaldes rabiosos y una amplia representación del peor matonismo en las redes sociales. Los tuits ni son votos ni los insultos proclamados por recién llegados al PSOE veredictos que sustituyan el peso incalculable de los votos que aún están por llegar.

En la lid política de este tremendo sistema de ataques asoma por méritos propios el absurdo de algunos, y algunas. Elorza proclama la rebelión de las bases contra las élites del PSOE - de las que él forma parte desde hace más de veinte años ininterrumpidos - o Cantera, que enseña el socialismo como Pablo explicaba a la multitud los hechos de los apóstoles, a los que no había conocido. O, sublimando el arte de la impostura - muy logrado con el puño en alto y los sones de la Internacional - Margarita Robles denunciando los pactos entre partidos sobre el sistema judicial, del que ella misma fue beneficiaria en su día, o atacando la posible aceptación socialista de la candidatura del conservador Ollero, vergüenza para la izquierda, pero no menos que la de Dívar, a la que ella votó ciegamente en su día y a quien luego contribuyó a descalabrar con lo mejor de sus habilidades.

Pero ante tanta impostura y demagogia, la candidatura de Díaz - como por cierto también la López - ayudará a sosegar el debate político en vísperas de la hora de la verdad, al disponer ella del discurso templado del socialismo que gana elecciones. O al menos eso debería ser así por contraposición de modelos. Pero todo se verá, si no al tiempo, reducido a una suerte de ataques brutales, insultos misóginos, desprecios machistas y toda la torpe esencia del peor fanatismo, el que se ha instalado para encumbrar, de nuevo, a un perdedor sin ideas propias, mediocre intelectualmente y gran cosechador de fracasos electorales.

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