Parte de la historia de Málaga reside en la iglesia de Santiago. La parroquia malagueña, que funcionó como lugar de enterramientos entre el siglo XVI y mediados del XIX, está siendo sometida a una intensa rehabilitación que erradicará el grave problema de humedades y filtración de agua y así permitir que los muros transpiren lo mejor posible. Los trabajos arqueológicos previos, dirigidos por la arqueóloga Ana Arancibia, han sacado a la luz una decena de criptas, en las que han sido enterrados numerosos ilustres, como es el caso del escultor del Cristo de la Salud, José Micael y Alfaro (1595-1650), y el arquitecto del templo de la calle Granada, el guipuzcoano Felipe de Unzurrúnzaga, quienes pidieron yacer en Santiago. Y también reposaron los restos mortales de Juan de San Martín, padre de José Francisco de San Martín, llamado El Libertador de Argentina.
Y es que Santiago es el primer templo cristiano de la ciudad, concretamente fue fundado por los Reyes Católicos en el año 1490, tres años después de su entrada victoriosa tras la conquista de Málaga. En esta intervención previa que ha dejado a la iglesia totalmente desnuda, sin la solería de mármol ni los elementos decorativos de la zona inferior, se han localizado además restos de la primitiva estructura mudéjar y de una calle del siglo XVIII. Los trabajos, que durarán unos doce meses más y cuentan con un presupuesto de 730.000 euros, han sido promovidos por el Obispado y el Ayuntamiento de Málaga (la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico aporta unos 279.000 euros).
En estos pasajes de nuestro pasado aparece el genial pintor Pablo Picasso, que fue bautizado en esta señera parroquia. Pero además alberga en sus entrañas numerosos enterramientos y criptas que han salido a la luz con motivo de las actuaciones arqueológicas llevadas a cabo. Los arqueólogos, dirigidos por Ana Arancibia, han descubierto cientos de enterramientos que han estado ocultos por toneladas de escombros.
Estos trabajos de reparación, que están siendo ejecutados por la empresa ORP, utilizarán un mortero de cal totalmente transpirable y supondrán la recuperación de los elementos originales de la iglesia en el siglo XIX, afirmó ayer el arquitecto técnico de las obras, Pablo Pastor. “Vamos a utilizar un sistema constructivo antiguo, que ya utilizaban los romanos, y consiste en la creación de paredes y suelos huecos y ventilados. Para ello, se colocará un zócalo de mármol separado de la pared unos 3 ò 4 centímetros que estarán conectados a una cámara en el subsuelo para que circule el aire”, explica Pastor. Asimismo, supondrán la recuperación de los elementos originales de la iglesia en el siglo XIX,se repondrá toda la instalación eléctrica que se encuentra obsoleta y se va a instalar una iluminación artística.
Las obras arqueológicas también han servido para descubrir diversas criptas de grandes dimensiones, especialmente de los siglos XVII y XVIII, acompañadas algunas de elementos barrocos especiales, y para descartar que la iglesia de Santiago fuese una mezquita en su origen. “No hemos encontrado evidencia alguna en este respecto. Es más, creemos que por estar cerca de un lugar defensivo de la muralla esa mezquita no tendría mucho sentido”, aclara Arancibia, quien agregó que han localizado “cientos de enterramientos” en este subsuelo.
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