Feria y...

Otro año más ya estamos en Feria. Y ya hemos vuelto a acostarnos tarde el lunes para hacérsenos cada vez más duro (la edad no perdona) levantarnos el martes temprano para trabajar...

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Otro año más ya estamos en Feria. Y ya hemos vuelto a acostarnos tarde el lunes para hacérsenos cada vez más duro (la edad no perdona) levantarnos el martes temprano para trabajar.

Y ya me ha vuelto a pasar eso de repetir constantemente que no tenía ganas de feria y hacer un esfuerzo para ir, para luego entrar en ella y costarme aún más salir. Sin duda la feria de día es de los espectáculos y acontecimientos más hermosos del mundo. Tenemos la suerte de vivirlo y disfrutarlo y que sea además un enorme atractivo para quienes nos visitan y una fuente de importantísimos ingresos que tenemos que cuidar al máximo.

Tengo que decir que yo echo mucho de menos aquella Feria que conocí cuando llegué a Sevilla, en la que no había conjuntos ni flamenquitos y en que íbamos a la feria con las guitarras y cada año nos aprendíamos las sevillanas del momento para cantarlas con tu pandilla de amigos.

Me asombraba la facilidad para tocar la guitarra de tantos amigos y las sevillanas las cantábamos todos (bueno yo más bien las berreaba porque mi oído ha sido siempre pésimo)  sin esos equipos de música y sobre todo sin esos enormes ruidos que llenan ahora la feria y que hacen que cada vez  parezca más a cualquiera, en lugar de aquella personalidad y elegancia que le proporcionaba prescindir de todos eso. Sinceramente muchas casetas me disgustan profundamente  cuando las ves con los equipos y conjuntos que en mi opinión deberían ser utilizados en cuantas bodas o fiestas se celebren pero no en la feria de Sevilla.

En todo caso, es verdaderamente espeluznante lo que ha sucedido en Barcelona con un niño de 13 años matando a un profesor e hiriendo a varios. Parece que todo tiene mucho que ver con la obsesión por determinados héroes de videojuegos, lo cual parece seguir la estela de aquella barbaridad del asesino de la catana. Sin duda siempre ha habido y habrá enfermedades mentales  que tengamos que afrontar, pero también hay que preguntarse si estamos poniendo los medios para evitar que esos episodios se reproduzcan en nuestra sociedad con esa constante utilización de la violencia más absurda en cualquier entretenimiento de que disponen los más jóvenes hoy en día.

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