Los españoles estamos verdaderamente hartos del debate en que insiste el Sr. Mas, sin duda como una forma de tapar su infame gestión como gobernante y de engancharse como sea a esa gloria que pretende y que lleva claramente a un absurdo a los catalanes. Para mí Barcelona es tan España como Zafra y los catalanes que conozco son -además de magnífica gente- tan españoles como yo. Me niego a adoptar esa actitud que veo en algunos de que hagan lo que quieran, que nos dejen tranquilos, etc. O la de quienes deciden no comprar productos catalanes, en lo que a mí me parece sinceramente entrar en el juego de la confrontación que persiguen los independentistas.
Tengo la impresión de que en Gran Bretaña una de las cosas que han pasado es que los no escoceses han colaborado decisivamente en promulgar la unión y en defender su país y su integridad.
A todo ello, me gustaría hacer referencia a unas declaraciones de Mas que he leído en las redes sociales y en las que nada menos en 2002 decía: “El concepto de Cataluña lo veo anticuado y un poco oxidado”; “España no es Yugoslavia. Además entre Cataluña y España hay suficientes lazos e historia compartida como para tener muy presente este bagaje común, que se manifiesta incluso en la composición demográfica de Cataluña”.
Es muy difícil decirlo mejor. Y es muy difícil entender que quien pronuncia esas sensatas palabras pueda ahora liderar una estupidez como la que viene sosteniendo, que como él decía no es sino un paso atrás de quien viene a estas alturas a hacer bandera de ideas absolutamente trasnochadas. Pero que además se ha metido en un juego en que puede perder el poder en beneficio de sus socios de Esquerra y va a perder su liderazgo hacia una Cataluña más moderna por empeñarse en lo que él mismo definía con claridad como ideas anticuadas y oxidadas para el siglo XXI.
Pero también creo que es algo en que debemos seguir implicados todos los españoles, que no podemos sin más permitir que nuestros hijos hereden una Nación en que España haya desaparecido como tal y formen parte de un pequeño país desmembrado por mor de políticos circunstanciales sin visión de futuro y con pretensiones localistas que habrán hecho un daño irremediable a algo tan importante como España
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