La tribuna de Viva Sevilla

Emprender

Emprender se ha convertido en el nuevo mantra salvífico que entonan las administraciones públicas y cientos y cientos de ‘listillos’ que han visto, unas y otros, un nicho de mercado excelente para alcanzar sus respectivos objetivos.

Dicen los que saben que la crisis que padecemos tuvo entre sus causas el pinchazo de la burbuja inmobiliaria… Otros, sin embargo, ven ésta como una consecuencia de aquélla. De una forma u otra, está probado que existió una burbuja inmobiliaria, como existió una burbuja de las puntocom, y como persiste una burbuja tecnológica. Pero, ¿es posible que existan otras burbujas y no estemos siendo conscientes de ellas?

Sí, no sólo es posible, sino que está siendo real y, tal como aconteció con la inmobiliaria, de la que algunos visionarios advirtieron con antelación suficiente siendo ninguneados, está sucediendo igualmente que quienes avisan de la existencia de esta otra burbuja, de su inflado premeditado y con alevosía, y del riesgo que conlleva alimentarla, están siendo también ignorados. Estoy hablando de la ‘burbuja del emprendimiento’.


Emprender se ha convertido en el nuevo mantra salvífico que entonan las administraciones públicas y  cientos y cientos de ‘listillos’ que han visto, unas y otros, un nicho de mercado excelente para alcanzar sus respectivos objetivos.


De pronto, los habitantes de un país donde tradicionalmente se ha denostado la palabra ‘empresario’, descubre el término ‘emprendedor’ y parece cambiar su percepción del mundo de los negocios: ahora todo el mundo quiere ser emprendedor, todo el mundo tiene que ser emprendedor, debe ser emprendedor…


¿Pero acaso es esto lógico? En absoluto. Entonces, ¿por qué esta obsesión por ‘emprender’? Como siempre, son los intereses los que están detrás del aparente apoyo a una actividad que no debiera ser novedosa, que debería ser tomada con absoluta normalidad. Y digo intereses porque  no cuadra que nuestro Estado, que  es intervencionista, recaudador y legislador en grado sumo, se haya puesto al frente de esta cruzada pro emprendedora.

Evidentemente, a nuestras administraciones les viene como anillo al dedo que los emprendedores surjan como champiñones, pues son numerosos los réditos que de ello van a obtener: librarse de parados, recaudar más tasas, impuestos y cuotas, aparentar modernidad, lograr que otros sean los empleadores, etc. Por otra parte, crearán cientos de instituciones públicas, muchas de ellas inservibles, de ‘apoyo al emprendedor’, donde colocar a sus acólitos, gestionando dichos centros, impartiendo formación o asesoramiento, etc. Finalmente, habrá muchos otros listillos que sepan aprovechar la coyuntura para acoplarse a este engranaje y vivir ‘del cuento’.


Y todo ello ‘gracias’ a que muchas personas en situación de necesidad, padeciendo la crisis, están siendo convencidas de ‘hacerse emprendedoras’, como si de la noche a la mañana uno se volviera emprendedor… Es lo que tiene pecar de ingenuidad.


Pues bien, debes saber unas cuantas cosas, antes de lanzarte a emprender, porque en torno al emprendimiento circulan muchas mentiras que se han convertido en dogmas de fe:


En primer lugar, no todo el mundo vale para emprender. Es un cuento, una patraña. Así que asegúrate de que ‘tú sí que vales’ y mira a ver si hay agua antes de lanzarte de cabeza a la piscina.


En segundo lugar, te va a hacer falta mucha pasta, no seas ingenuo. Dinero llama a dinero, y miseria a miseria, esto es así. De modo que no te creas que con cuatro duros vas a montar un negocio redondo. Los chollos, si existen, están pillados por los que manejan el cotarro. Y cualquier proyecto requiere invertir, y mucho.


En tercero, deja de creerte todo lo que te cuenten. Casi todo es mentira. Poca gente hay que sea honesta y te diga la verdad: “Vale, sí, mira, mi primo conoce a Fulanito de tal, que es concejal, y que nos ha dado una subvención de x miles de euros”, o “Lo cierto es que mi papá me dejó todo ya montadito, con un buen saco de dinero detrás ¿sabes?, pero mola más decir que me he hecho a mí mismo porque soy un emprendedor nato”.


Y así podría seguir dándote consejos, válidos y prácticos, que para eso he pasado por la experiencia personal de montar una empresa, y fracasar. Pero para explicarte todo eso con pelos y señales he escrito mi libro, ¿o no?

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