La tribuna de Viva Sevilla

Precariedad

Si un trabajador tiene un contrato temporal este trimestre, lo más probable es que también lo tenga en el próximo. En concreto el 67% de los trabajadores con contrato temporal vuelve a tener un contrato temporal, el 20% estará en paro y tan solo el 4,5% conseguirá un contrato indefinido.

Los últimos datos de la EPA del cuarto trimestre de 2014 son positivos, principalmente si nos fijamos en la creación de empleo, donde la tasa de crecimiento interanual se acelera hasta el 2,5%. Así en el año 2014 el empleo según EPA ha crecido un 2,5% mientras que el PIB, según el dato adelantado,  ha crecido tan solo un 1,4%. ¿Cómo es posible que el PIB haya crecido mucho menos que el empleo?

A diferencia de la crisis del 92, donde la destrucción del empleo vino acompañada del aumento de la temporalidad, en la crisis actual la temporalidad laboral cayó cuando se destruyó empleo y vuelve a subir tan pronto como se recupera. Dichas crisis son distintas, la del 92 vino acompañada de reconversiones industriales y reestructuraciones de plantillas donde se sustituyeron trabajos indefinidos por temporales. La crisis actual afectó principalmente al sector de la construcción, donde la gran mayoría tienen contratos temporales, y además en un momento en el cual las empresas estaban habituadas al uso abusivo de la contratación temporal.


El 40% de todos los contratos temporales, tiene una duración inferior a 3 meses, ¿tiene esto algún sentido?


¿A qué tipo de trabajadores afecta la temporalidad? Principalmente a los jóvenes, con tasas cerca del 70%. Para tener un contrato temporal hay que ser contratado, y por desgracia el paro de larga duración aumenta con la edad, siendo superior al 70% para los trabajadores mayores de 40 años. Cuanto  mayor es la duración en el desempleo menor es la probabilidad de encontrar un empleo.
La temporalidad es mayor entre los trabajadores jóvenes y aumenta a medida que baja el nivel de cualificación (salvo para los jóvenes universitarios).


Más de un 40% de los contratos a tiempo parcial son también temporales. Esto significa que de los 2,5 millones de contratos parciales que tenemos en el cuarto trimestre de 2014, un  millón son también temporales.


El porcentaje de horas extra no remuneradas es cercano al 60%. ¿Cómo es posible que la inspección de trabajo no sea capaz de acabar con esta explotación?. Parece que la política de inspección ha destinado más recursos a controlar el fraude en el uso de prestaciones que en luchar contra dicha explotación ilegal. Según la Unión Progresista de Inspectores de Trabajo, en 2013 se realizaron 1.247.092 actuaciones, de las cuales el 44,32 % de las mismas (552.776) se dirige al control de empleo (básicamente ver si el trabajador está de alta o está cobrando una prestación) y tan solo el 14.097 (el 1,13%) a comprobar el tiempo de trabajo.


Si  un trabajador tiene un contrato temporal este trimestre, lo más probable es que también lo tenga en el próximo. En concreto el 67% de los trabajadores con contrato temporal vuelve a tener un contrato temporal, el 20% estará en paro y tan solo el 4,5% conseguirá un contrato indefinido. Pero además, si en el anterior trimestre estaba en una situación de desempleo, lo más probable es que siga en desempleo y parece que la única vía para salir de allí es con un contrato temporal.


Alguien podrá decir que lo importante es encontrar trabajo y que es mejor un contrato temporal a estar en paro. Pero esto sería resignarse a tener un mercado de trabajo con un uso racional de la contratación sin abusar de la temporalidad. Y la pregunta es, ¿para qué sirve un contrato temporal? A estas alturas no se nos ocurren argumentos para defender la temporalidad. Es mala para los trabajadores porque la alta precariedad y vulnerabilidad contractual les impide poder desarrollar una vida con normalidad. Pero también es mala para la economía en su conjunto. La alta rotación laboral asociada a las altas tasas de temporalidad hace menos atractiva inversión en capital humano de los trabajadores tanto por parte del trabajador como por parte del empresario.


Además, altas tasas de temporalidad dificultan los ajustes de plantilla, retrasan los cambios tecnológicos y dificultan la supervivencia de la empresa en una crisis. Si no hacemos nada, veremos cómo crece el empleo al mismo tiempo que aumenta la precariedad vía contratación temporal. También veremos cómo cae el desempleo al mismo tiempo que aumenta el paro de larga duración. Soluciones hay, sólo falta valentía para aplicarlas…
(Cedido por el blog Nada es Gratis).

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