La salita de Moy

Bendito sea el amor cuando todos se odian

Hoy es 15 de febrero... Sí, lo sé. ¿Y sigues enamorado o sólo fue flor de un día? ¿Todo se desvaneció entre el risotto y el vino blanco?...

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Hoy es 15 de febrero... Sí, lo sé. ¿Y sigues enamorado o sólo fue flor de un día? ¿Todo se desvaneció entre el risotto y el vino blanco? ¿O aquella cena fue el fruto de una hermosa historia que se narra a cada hora? Pues adelante. Pasa y no te detengas que hoy en esta romántica salita te tengo preparada mi sorpresa de San Valentín.

Blaise Pascal decía que “el corazón tiene razones que la razón no entiende”. Nadie dijo que que fuera sencillo alcanzar los verdaderos placeres de la vida, porque en esa armonía de los sentimientos los rechazos de los lamentos se encuentran y a veces chocan. Pero si el alma abre de par en par sus puertas y brinda su entrada a aquellos momentos que a cualquiera alborota, entonces y sólo entonces la vida comienza a tener un sentido más allá de estar en pie.

Amar la vida es como aquel mandamiento que el género humano debería humanizar cuando tantos se odian por trozos de tierra o por metales preciosos; cuando dos se enfrentan por diferencias de opiniones; cuando la violencia hace uso de su endemoniada esencia para maltratar los besos que enamoran... Amar a las personas es el bello ejemplo de convivir sin herir; de sentir que no estás solo, sino en la mejor de las compañías; de trazar las líneas de una vida que marcan el pulso de nuestro latir.

Es como la música que acompasa a las caricias cuando suena tan adentro, al unísono de una melodía que sólo dos son capaces de descifrar. En hacer tuya su mirada por un instante donde paras el tiempo, como si alguna vez fuera a escaparse para no regresar más. Es esa frontera donde ni las circunstancias, ni los contextos tienen el poder de frenar el acceso a la nación de la libertad.

Y ni cuando es fácil porque todo influye y el mundo juzga, el amor siempre soporta el peso de lo imposible. Porque merecerá la pena cuando por entonces ni aún siquiera lo preveas. Querer caminar a su vera y que ella quiera. Sentir que con un 5,75 puedes hacerla más feliz que con un 10.

Por eso, mientras todos se odian, benditas sean aquellas parejas que se aman por encima de todas la cosas. Así que mi más sincera enhorabuena a todos los enamorados que ondean sus banderas un 14 y también un 15 de febrero, sin temor a todos aquellos que catalogan los besos como ripios y las declaraciones como ñoñas. Pero como bien decía Paulo Coelho, “el amor no necesita ser entendido”.

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