El paro andaluz

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Suelo decir que yo conozco la crisis desde siempre, desde que era joven. No me suena a nuevo lo de “joven aunque sobradamente preparado”. Y en el paro. Cádiz siempre ha estado en crisis. La provincia de Cádiz siempre ha estado en crisis y ha encabezado el paro en España y, esto tampoco es nuevo, en Europa.
Andalucía siempre ha estado en crisis. Los datos que ahora se conocen tampoco son nuevos. Entre las regiones europeas, Andalucía lidera el desempleo. Y esto es así ahora que hay crisis y cuando no la había. Hay diferencias, por supuesto. No es el mismo el número de parados o su porcentaje, ahora que estamos sufriendo la peor crisis desde 1929, que se dice pronto, y no una crisis cíclica cualquiera.
También hay otra importante diferencia. Antes de la crisis, el gaditano al que le era posible desplazarse a buscar trabajo fuera de nuestra provincia y región, en poco tiempo lo tenía. Mientras que ahora la situación es igual aquí y en la capital del reino. Otra vez, la diferencia es cuantitativa. No son las mismas cifras.
Si nos fijamos, además, en la cantidad de personas que están sufriendo verdadera hambre, nunca he conocido una situación igual. Sólo podría compararse con la postguerra civil, cuando los comedores sociales proliferaban y estaban llenos. Ahora vuelven a proliferar, más que nunca haya conocido, los comedores sociales, bancos de alimentos y el voluntariado más que en la feliz etapa en la que he llegado a este mundo, desde la última década del franquismo al estado del bienestar que no murió en la cama, sino a consecuencia de tan devastadora crisis “de la burbuja”, como ya se la conoce y qué pocos fuimos los que nos adelantamos a prever e, incluso, investigar y escribir al respecto, es otra cosa que suelo repetir.
Andalucía lidera el paro en Europa, y se ha llegado a estructurar un sistema que vive de esta desgracia entre EREs y cursos de formación. Y puesto que el poder corrompe, se ha instaurado desde un sistema clientelar fijo –que es lo único que funciona o trabaja fijo en Andalucía-, manzana podrida de la que se han nutrido los gusanos de los fraudes al dinero público.
Cuando he hecho algún curso de formación para desempleados, he preguntado a mis compañeros ídem, desempleados; si alguna vez han encontrado trabajo por medio de una oficina de empleo. Nadie. La respuesta era la misma si preguntaba por si habían trabajado gracias a algún curso de formación. Y así llegaba mi curiosidad más lejos, preguntando a mis compañeros, en cada curso; si conocían a alguien que hubiera encontrado empleo por medio de una oficina de este nombre o algún curso de formación, y la respuesta era igualmente negativa en todos los casos.
Si es sangrante el sistema creado, donde sólo trabajan los que tienen su agencia homologada para impartir los citados cursos, resulta aún más desgarrador hasta dónde es capaz de llegar la corrupción, siempre común a todas las estructuras formaciones humanas. Es verdaderamente escandaloso que haya empresas de formación falsas, que se mantienen del dinero público de las ayudas al empleo que destinan los gobiernos español y europeo, y ni siquiera han llegado a impartir dichos cursos. Todo ha sido trincar el primer abono, que supone un 75% del total y, en muchos casos, desaparecer. Se habrán creído los más listos de su clase de academias.

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