Recuerdo crónico

Dicen que todo pasa por alguna razón, que toda persona que se nos cruza en nuestra vida tiene un objetivo, ya sea bueno o malo, del que tenemos que aprender.

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Dicen que todo pasa por alguna razón, que toda persona que se nos cruza en nuestra vida tiene un objetivo, ya sea bueno o malo, del que tenemos que aprender. Pues bien, un año después pero como si todo hubiera sucedido ayer mismo, puedo decir que ya sé cuál era, en este caso, el mío en la tuya.

La vida como el póker, es un juego donde se sabe que hay uno que perderá y el otro ganará. Y cuando acabes de leer esto, ya sabrás quién apostó todo al ‘’all in’’ y quién, por el contrario, prefirió no arriesgar.

Hay un refrán en México que dice: "Amor de lejos, felices los tres’’. Se ve que yo no sé contar, o sí, pero siempre me sobran dedos cuando se trata del amor en todas sus ramificaciones. Quizá tuve que ser ese número tres para que vosotros volvierais a ser uno.

Ese ‘’palito’’ que, como un día me dijo un buen amigo, se le coloca a las plantas cuando van creciendo torcidas y cuando ya no lo necesitan se les quita porque ya están derechitas. Ese error que cometes para darte cuenta de lo que tenías, porque no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que…

Y entonces es cuando ya nos salen todas las cuentas y nos faltan dedos para contar las heridas abiertas en el corazón de la del ‘’all in’’.

Si supiera cantar, haría de esto una estrofa de Andrés. Si supiera tocar la guitarra, le pediría a Luis que me invitara a un café con su gata. Si supiera separar el recuerdo en versos, Elvira sería mi corrector ortográfico. Y a Jorge le pediría prestado el título de mi canción favorita.

Si supiera olvidar, yo no estaría escribiendo hoy esto. Pero mañana se me habrá olvidado. Feliz Navidad.

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