La Gatera

Smart food

Servidora lleva toda la vida presumiendo de la longevidad de sus abuelos. Mi abuelo José murió con más de 92 años y mi abuela Gabriela superó los 97 años...

Servidora lleva toda la vida presumiendo de la longevidad de sus abuelos. Mi abuelo José murió con más de 92 años y mi abuela Gabriela superó los 97 años. Teniendo en cuenta que sus vidas fueron una carrera de obstáculos entre guerras y miseria, muchas veces me he preguntado si les hubiera tocado una existencia cómoda como la mía, cuántos años más hubieran vivido… y en voz baja me respondía a mí misma que más de cien.

Pues no. No tengo razón. Después de leerme el libro Smart food (alimentación inteligente) de Almudena Villegas, he llegado a la conclusión que la vida que llevamos está muy lejos del concepto de cómoda y saludable que creemos. Actualmente nunca hemos vivido tanto, pero nunca hemos estado más enfermos.
Nos propone Almudena una inteligente forma de comer, de vivir, de estar saludables, que se parece mucho más a lo que veía de niña que a lo que veo ahora. No recuerdo conservas, ni empaquetados en casa de mis abuelos. No tenían congelador, ni microondas, y lo más moderno era la olla exprés (banda sonora maravillosa de mi infancia). Lo que sí había era productos del huerto de mi abuelo, huevos de sus gallinas y tocino de la matanza. Pan amasado por las manos de mi abuela y agua del pozo. El reciclaje era algo tan natural como que cuando comprábamos el aceite llevábamos nuestra garrafa, o que cuando terminábamos de comer, las cáscaras de la sandía y del melón se las dábamos a los cochinos que los festejaban en la corraleta. Todo se aprovechaba.

Pero no se asusten que Almudena (a la que le avalan entre muchos premios, el Internacional de Gastronomía, no como otros gurús prefabricados de la tele) no nos propone hacernos cuáqueros. Pero sí nos habla de productos de kilómetros cero, de formas de cocinar que no desprecian los avances tecnológicos y casan perfectamente con nuestros horarios, de falsos mitos que nos han llevado a terribles hábitos… en definitiva, de la vuelta a una alimentación cuidada y alejada de los precocinados y comidas rápidas que están haciendo que los índices de muerte por problemas cardiovasculares sean altamente preocupantes.

Yo ya me he puesto las pilas, que como bien decía el padre de la autora, y así lo refiere ella en la introducción del libro, “Yo no quiero durar… quiero vivir”.

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