La escritura perpetua

Amor

"Esto era la vida”, dice Anne (Emmanuelle Riva) mientras mira las imágenes en blanco y negro de un álbum fotográfico. 'Amor', la conmovedora, sensacional y perturbadora película de Michael Haneke, es un thriller en cámara lenta

"Esto era la vida”, dice Anne (Emmanuelle Riva) mientras mira las imágenes en blanco y negro de un álbum fotográfico. 'Amor', la conmovedora, sensacional y perturbadora película de Michael Haneke, es un thriller en cámara lenta. Porque el espectador ve la película con los músculos sobrecogidos, en tensión, esperando con impaciencia el desenlace de cada secuencia, como ocurre en las cintas de acción, aunque se trata de una historia que transcurre lentamente, porque lentos son los movimientos de los ancianos y 'Amor' es una reflexión sobre la vejez, la enfermedad y la muerte. Hay imágenes que quedan suspendidas durante muchos segundos aunque sólo reflejen una habitación, toda la película se desarrolla en el reducido espacio de un piso en el que habita una pareja de ancianos -ella, moribunda-, los diálogos son pausados y escasos, pero sin embargo la película transcurre a un ritmo de vértigo. Es por la presencia constante de la muerte, a la que temen y desean los personajes. Ya lo escribió alguien: “lo malo no es la muerte, sino el miedo a la muerte”.
     'Amor' es una obra maestra que desarrolla una historia común con un estilo realista, la que puede estar sucediendo en el piso de al lado o en la propia vida del espectador. Por eso hay momentos en los que 'Amor' puede provocar miedo: por su proximidad. La vejez arrasa la hermosura de los cuerpos hasta convertirlos en repugnantes. Pero además se lleva los conocimientos, las lecturas, la memoria, todo lo que una persona ha aprendido con esfuerzo y tiempo a lo largo de su vida. Y todo eso ocurre de manera implacable. La música deja una mañana de sonar porque se ha obstruido la carótida. Eso es lo que nos dice fulminantemente Michael Haneke, en una película llena de poesía, de poesía amarga.
     'Amor' conecta con el actual momento sublime del cine francés, pero desde la cima. Francia ha dado en pocos meses, entre otras, la sutilísima 'La delicadeza', y ese juego malabar con el lenguaje que fue 'El nombre'.'Amor' podría ser perfectamente una obra de teatro pero necesita imperiosamente del lenguaje del cine, de lo primeros planos, de esas secuencias magistrales que reflejan el progresivo deterioro físico de Anne camino de una muerte que no termina de llegar. La vejez es una infancia a la inversa: la mente se queda vacía y se vuelve a los pañales. Una infancia sucia. Ese es otro mensaje de Haneke. Como el de que la enfermedad aísla a los viejos en el dolor.
      Efectivamente nunca el sonido de la vida había sido tan perturbador. Porque esta película llena de muerte es, sobre todo, un colosal canto a la vida en su máxima expresión: el amor. Esa es la mayor grandeza de una película inolvidable, dura como la vida y eterna como la muerte.

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