Curioso Empedernido

Ciudadanos y candidatos

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Ahora que estamos a las puertas de las elecciones municipales, cuando las distintas opciones políticas nos deberían explicar qué ciudad pretenden construir, cómo plantean mejorar nuestra calidad de vida y cuál es su oferta para que seamos más felices, allí donde hemos decidido vivir, los vecinos llamados a las urnas el próximo 22 de mayo, hemos de expresar  nuestras opiniones, demandas y deseos.

Por novena vez, en democracia, desde 1979, afrontamos la decisión sobre quienes gobernaran en nuestros consistorios, y lo primero que nos gustaría pedirles a todos los candidatos y candidatas es que asistamos a una campaña  limpia, reflexiva y serena, que durante los próximos días, lejos de descalificaciones e insultos, defendieran legítimamente y con rigor sus ideas y nos explicaran sus programas.

Se van a cumplir treinta y dos años de la constitución de  los primeros ayuntamientos democráticos. Desde aquel abril de 1979, ha sido mucho el camino recorrido, bastante lo conseguido, pero no es suficiente, y los que diariamente damos vida a lo urbano, hemos de continuar reivindicando que nuestras ciudades sean espacios públicos vivos, lugares para que la gente disfrute desde el encuentro y la comunicación.

Debemos alzar nuestra voz para que aquellos que aspiran a representarnos, potencien su papel y se produzca el verdadero protagonismo de las corporaciones locales y aunque en nuestra Comunidad Autónoma se ha dado un gran paso legislativo con las últimas Leyes promulgadas en 2010, no es suficiente. Se ha de resolver el tema del ámbito competencial y la  financiación de nuestras administraciones más cercanas, para que no se den las situaciones tan lastimosas que se están produciendo, de que apenas puedan pagar las nóminas de sus trabajadores en la mayoría de los casos.

Los ciudadanos y ciudadanas hemos de exigir a nuestros representantes que sean valientes y por encima de todo, defensores de los intereses de la mayoría,  que aquellos que cometan errores con nuestras ciudades agrediéndolas y dañándolas, lo paguen caro. Han de saber, por nuestra propia voz, que los gobernantes locales solo tendrán credibilidad si ponen por encima de todo el interés de la ciudadanía, sobre todo al de los golfos, sinvergüenzas, tránsfugas y especuladores que solo pretenden su propio beneficio.

Hemos de ser rigurosos con quienes pretenden regir nuestros destinos y  queremos visualizar nuestras ciudades, entender sus trayectos e identificarnos con ellos. Que una ciudad , la construimos entre todos y todas,  que no es un conjunto de compartimentos estancos ni la suma de una serie de programas sectoriales, sino una mezcla y riqueza, una combinación inteligente y sensible de un estilo de vida, con un sello propio y particular.

Tal  vez sea el momento de hacerles ver que aquellos que aspiran a ser dirigentes en pleno siglo XXI, en una sociedad de la información y el conocimiento, han de renovarse permanentemente y huir de comportamientos superados y trasnochados, siendo capaces de adoptar actitudes creativas ante los cambios en el sistema productivo y financiero, sin dar un paso atrás en las conquistas sociales, y fomentando el valor de la política, el respeto, la verdad, la coherencia, la humildad, la cercanía y la ética.

El próximo 22 de mayo les entregaremos un mandato para cuatro años, pero no se olviden durante estas doscientas ocho semanas, que en la construcción y la transformación de nuestras ciudades nosotros no somos testigos, sino protagonistas y tenemos que seguir participando en el control de la gestión municipal.

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