Las disputas entre unos y otros por proyectos en la ciudad están amortiguando el principal problema que sigue teniendo el Ayuntamiento de Jaén, que no es otro que la ruina estructural que tiene y que se acrecenta a medida que el equipo de Gobierno continúa pidiendo adelantos de los impuestos y créditos, en esta ocasión, por un montante de 55 millones de euros, que no irán a inversiones, sino a mantener abierto el Consistorio. La situación, aunque se quiera describir como menos grave, sigue siendo dramática y precisa de cambios de calado, sobre todo, por parte del Gobierno central, que no puede seguir más tiempo mirando hacia otro lado con aquellos ayuntamientos que se encuentran en situación de quiebra, como es el caso del de Jaén, el más endeudado del país. Tampoco puede seguir el PP en Madrid haciendo oídos sordos a todos aquellos consistorios y diputaciones que están pidiendo a gritos poder invertir los remanentes de tesorería positivos, fruto de la buena gestión en los últimos años. Se está castigando tanto a los buenos gestores como a los malos, pero lo de aquellos que tienen capacidad de ahorro es más sangrante aún, porque, en definitiva, en unos casos y en otros, son los ciudadanos los que sufren las consecuencias, con un claro déficit de inversiones que lastran el crecimiento.
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