Si hay un hito en las políticas sociales aplicadas en este país en los últimos años ese ha sido el de la Ley de Dependencia del PSOE. Por muchos motivos, por su tendencia a la universalidad, porque ayuda a las clases sociales más desfavorecidas tanto económica como socialmente y porque abrió un camino hacia el futuro inmediato, ya real en verdad, el del envejecimiento de la población y el de mantener un estilo de vida, el Mediterráneo, donde nuestros mayores envejecen en las casas, en familia, en sociedad. Por ello, conocer cifras como que la Dependencia ha generado más de 5.000 puestos de trabajo en la provincia de Jaén y que actualmente hay unos 25.000 beneficiarios es de aplaudir y reconocer. Y mucho más cuando durante los últimos años ha sido la Junta de Andalucía la que ha sostenido a pulmón la financiación de la Ley, soportando hasta el 80 por ciento del total, cuando la norma recogía una cofinanciación con el Gobierno central. Está claro que la crisis hizo que todos nos tuviéramos que apretar el cinturón, pero siempre hay prioridades y en estas cuestiones hay que decir bien alto que la Dependencia siempre ha sido una de ellas para la Junta. ¿Que se puede mejorar? Claro, y debe hacerse, pero eso no quita que hoy en día, miles de familias andaluzas disponen de una ayuda vital para tantos cuidadores que también envejecen y que precisan, junto a sus mayores, dignidad.
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