Hoy se cumple un año desde que el actual alcalde de Jaén, Javier Márquez, tomara posesión, tras la retirada del anterior primer edil, ahora secretario de Estado de Hacienda, José Enrique Fernández de Moya. Han sido doce meses de claroscuros, en los que la situación financiera del Ayuntamiento no solo no ha mejorado, sino que se ha agravado con los numerosos préstamos suscritos, en gran medida por la provisionalidad del Gobierno en España y por la falta de apoyo también del Ejecutivo andaluz, también con serios problemas de tesorería. Sin embargo, el talante del alcalde y la apertura del Ayuntamiento a los vecinos y al resto de las administraciones, con mano tendida, ha abonado un terreno antes estéril, que tras la siembra podría dar frutos beneficiosos para la ciudad. Al igual, su visión global de la gestión, para llevarla a lo local y mejorar la ciudad, lejos de la aún cateta y trasnochada visión política del siglo XX, puede propiciar un buen caldo de cultivo. A la situación financiera hay que unirle un equipo de Gobierno de bajo perfil, dos nuevas áreas, apuesta suya, que no han funcionado, y otra rémora más, la falta de mayoría absoluta y tres ediles, ya no adscritos a los que hay que tener vigilados.
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