Si hay una escena rodada en el cine que describe el maltrato machista, cobarde y bastardo de un hombre a una mujer es aquella de ‘Te doy mis ojos’, de Icíar Bollaín, en la que Luis Tosar agrede, sin mediar golpe alguno, a Laia Marull y la deja desnuda en el balcón de su casa. La violencia de la secuencia sobrecoge y mucho más el intento de la víctima para poner una denuncia en comisaría sin haber recibido un solo golpe. Ayer se celebró el Día Internacional Contra la Violencia de Género. Desde el 25 de noviembre del pasado año, 60 mujeres han sido asesinadas en España a manos de sus parejas o esposos, una de ellas en Jaén, el pasado mes de agosto, en Noalejo. Todas ellas sufrieron con anterioridad la humillación y las vejaciones de sus compañeros hasta que finalmente acabaron con sus vidas. La convivencia y las relaciones de pareja nacen del respeto y a la primera señal de que no existe, todos, afectadas, amigos y familiares deben poner freno a esa situación. El silencio mata y la tolerancia hacia comportamientos machistas, cada vez más interiorizados en muchos jóvenes, a los que en los últimos años se les ha potenciado el sentimiento de posesión, termina por segar la vida de tantas mujeres, de tantas familias. La violencia machista es un estigma social al que no queremos enfrentarnos en el día a día. Seamos valientes de una vez.
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