El presidente de la Diputación, Francisco Reyes, ha admitido el interés de la institución por hacerse con este inmueble, pero más que por aumentar el patrimonio de Diputación por contribuir al plan de saneamiento de la Cámara de Comercio, que intenta salir de la crisis tras ser intervenida por la Junta. Diputación quiere que, si se se materializa esa venta, haya garantía de que el dinero sirva para saldar las deudas con la plantilla y para un plan de viabilidad de futuro.El último escollo, y no el menos importante, pasa por no precipitar la salida del actual inquilino de la calle Hurtado, un despacho de abogado que da empleo a casi dos centenares de trabajadores. Por eso, Reyes supedita esta operación a que ese inquilino, que tiene un alquiler por 10 años, busque un emplazamiento alternativo que no le perjudique a su actividad profesional. Una tarea que, según Reyes, deberán resolver los actuales gestores de la Cámara de Comercio.
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