Indivisa

El mundo al revés

Entre otros “guays”, el súper cargo de confianza de IU en el Ayuntamiento de El Puerto, quien alegremente se atreve a dar lecciones a Ortega

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Y a no sé si el mundo está al revés o soy yo el que está cabeza abajo”. Esta frase es un pequeño fragmento de “La casa por el tejado” de Fito, no pretendo agenciarme de una afirmación tan certera.

Y es que no hay día que no tenga que hacerme ver esa disyuntiva al contemplar cómo algunos intentan hacer ver como arriba lo que es abajo hasta el punto de que los que vemos clarísimamente que abajo es abajo terminemos dudando.

Aquí por lo visto el malo es Amancio Ortega que dona más de 300 millones de euros a la sanidad pública (cuidadito si lo hubiera hecho a algún hospital privado) y el bueno Diego Cañamero.

Por cierto, hay que ser mezquino para criticar que alguien dé de su dinero una parte, la que sea, para mejorar la sanidad. Solo espero que nunca tengan que necesitar ni ellos ni su familia, un solo céntimo en curar un cáncer.

Entre otros “guays”, el súper cargo de confianza de IU en el Ayuntamiento de El Puerto, quien alegremente se atreve a dar lecciones a Ortega de cómo usar su dinero (digo yo que alguna que otra lección le puede dar a su partido con los eurillos que debe a cierta entidad de ahorro).

Aquí los buenos son los que apalean a una pareja de guardias civiles y los malos quienes defienden a los agentes.

Ahora los buenos son los Otegui y los malos los que nos oponemos a que se pretenda eliminar el delito de enaltecimiento del terrorismo.

Pues no. Me niego a que el mundo esté al revés porque a algunos les parezca mejor para que se sustente su discurso. Ojalá alguno de IU o Podemos done un céntimo de su sueldo a la sanidad pública, ojalá defiendan con tanto ahínco a las víctimas del terrorismo y no a los terroristas.

Tanto decir que están con el débil y resulta que el débil no es sino solo una excusa para ponerse siempre contra la sociedad establecida.

Miro a mi alrededor y compruebo que el mundo no está al revés ni yo boca abajo, sino que hay demasiadas posibilidades de airear memeces.

Los medios de comunicación tienen necesidad de publicar demasiados contenidos y las redes sociales abren la puerta a cualquier voz, sin distinción entre humano o ladrido.

Y por eso algunos aprovechan esa gran capacidad del mundo moderno de airear cualquier comentario con cierta posibilidad de difusión del mensaje.

Por más que se empeñen, algunos viven al revés, sin que lleguen a convencernos de que los que estamos al contrario somos nosotros.

Y son menos, oiga, solo que gritan más que una mayoría que prefiere el silencio de la vida diaria al griterío incontinente de cierta jauría.

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