Hueste

Espacios de campaña

En plena transición, los políticos parecían sinceros. Y se solían cumplir los programas electorales.

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Philip Maarek (1997) y María José Canel (1999), entre otros, explican los diferentes escenarios tradicionales en los que los partidos políticos escenifican sus mensajes. Así, se puede hablar de los mítines, encuentros con líderes de opinión o con sectores profesionales y especializados, el puerta a puerta, o los típicos paseos por los mercadillos y centros comerciales.

Durante las últimas campañas electorales hemos visto de todo. En 2012, el expresidente Griñán presentó el programa joven del PSOE en una residencia de mayores. Pero no queda ahí, en la misma semana visitó una fábrica de alambres para cárceles. Recuerdo aquel titular y el reportaje, firmado por un buen periodista, hoy en el otro lado. En 2004, Rajoy “patrulló” con la policía nacional y aprovechó para presentar su programa electoral en esa convocatoria de medios.

En esta campaña hemos visto a representantes del PP en una fábrica de embutidos con los comentarios y sus correspondientes memes en las redes sociales. Hemos visto a Pedro Sánchez hacer un puerta a puerta en Madrid, y casualmente le recibió una familia votante socialista. Hemos visto a Rajoy al otro lado del plasma siguiendo un partido de la selección; a Rivera y los suyos viendo el fútbol en un mitin y cantando, el catálogo-programa de Podemos, el vídeo de los sillones…Y luego están los programas de televisión, que tienen para un aparte. Se libraron esta vez de Bertín pero no de Susanna Griso ni de asistir al Hormiguero.

En 1986, mi padre me trajo de un viaje a Cádiz una cinta de cassette de una chirigota, “Las Momias de Güetepa Gua los niños”; y todavía recuerdo uno de sus pasodobles, que empezaba más o menos así. “Poco, queda muy poco, ya llegan las elecciones. Nos van a comer el coco, y vamos a ver visiones… Fraga, vino, dando besos a un niño. Y Felipe González, a los barrenderos ayuda a barrer con salero las calles; y Adolfo Suárez, bailará un tanguillo en medio la calle… Vienen los comecocos, la guerra del listo ya la sabe el tonto” .

En aquellos tiempos, en plena transición, aquellas acciones llamaban la atención; pero al menos, los políticos parecían sinceros. Y se solían cumplir los programas electorales. Muchos se empeñan en comparar la actualidad con esos años, y el único parecido, hasta la fecha es la teatralización de la política.

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