El balance de cien días del Ayuntamiento de Huelva es como esa película que cada uno cuenta según su gusto y su punto de vista, lo que ocurre es que también hay hechos, y esos son ineludibles. Gabriel Cruz ha cumplido cien días al frente del Consistorio de la capital onubense y lo ha hecho, desde luego, poniendo en marcha propuestas y medidas que había comprometido, intentando que las maltrechas finanzas y la deuda descomunal dejada por el anterior equipo de gobierno del Partido Popular con Pedro Rodríguez 20 años a la cabeza, no le impidiera lo más básico y fundamental y que hasta ahora se echaba de menos, como es la gestión del día a día. Sin excusas, sin escudarse en momentos difíciles, desde el gobierno municipal se ha impulsado la transparencia, la participación ciudadana, cuestiones que parecían enquistadas como el nuevo centro de salud de Isla Chica o la mesa de los fosfoyesos, también la reclamación de infraestructuras, así como el impulso a la cultura. Lo que no parece lógico es que desde el PP no se respete que vayan solo cien días, que es un periodo demasiado mínimo como hacer una oposición basada en la descalificación de lo realizado, hablando de una “inacción o apatía”, que solo ellos parecen ver y que suenan más a discurso estándar puesto en marcha en general desde las filas populares para todos los muchos ayuntamientos que han perdido en las últimas elecciones. Más valdría una oposición que exija desde lo constructivo y desde la razón.
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