La ciudadanía, organizada, defendiendo sus intereses a bloque, tiene cada vez más que decir, sobre todo cuando la economía se ha puesto dura y perjudica a unos muchos, frente a los privilegios que saborean unos pocos. Las plataformas antidesahucios, que dieron un paso adelante para conseguir justicia frente a los todopoderosos bancos, que siempre han contado y lo siguen haciendo, con legislaciones a su medida, frente al consumidor, han dado estos años todo un ejemplo de cómo organizarse, desde la desesperación, para hacer frente a una situación tan injusta, la de España en tema de hipotecas y cláusulas que favorecen al más fuerte, que hasta la Justicia europea tuvo que poner las cosas en su sitio ante la desprotección de los consumidores. En Huelva, la labor de la Plataforma ha sido menos vistosa que en otros sitios,porque no han tenido que parar ningún desahucio a pie de calle, pero esto, da idea también de cómo han trabajado calladamente, de forma incesante, para que quienes se encuentran en condiciones de inferioridad, si no han podido mantener sus hogares, al menos, no hayan tenido que quedarse con una injusta deuda que les destruye la vida, ni se hayan visto tampoco perjudicados quienes algunas vez han avalado a otro. Falta mucho, porque el Partido Popular ha hecho oído sordos a la iniciativa legislativa popular que con centenares de miles de firmas exigía una norma justa. Pero por ello, la sociedad civil no se va a parar.
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