Menos sorpresa y más plan B

Cuando ha llegado la hora de dar la espalda a Huelva y los suyos, son Huelva y los suyos los que tenemos que padecer las pataletas a destiempo de los que confundieron lo eterno con lo efímero

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Menuda sorpresa la que se han llevado públicamente algunos cuando Ence ha anunciado que, después de casi 50 años delatando la llegada a Huelva con su aroma de cocción de coliflor podrida, echa el cerrojazo porque acumula pérdidas. Menuda sorpresa la que se han llevado públicamente aquellos inmovilistas que se creían que este tipo de empresas están aquí afincadas como si de una ONG se tratara, para pagar nóminas a cambio de nada, para mantener y sacar a flote al pueblo cobaya de Huelva. Menuda sorpresa la que se han llevado los que, de repente (o no), se van dando cuenta de que lo que manda es el capital; que cuando las cuentas no salen, el capital humano importa un carajo y que, por mucho que hayan hipotecado esta tierra con su tóxica producción, cuando ha llegado la hora de dar la espalda a Huelva y los suyos, son Huelva y los suyos los que tenemos que padecer las pataletas a destiempo de los que confundieron lo eterno con lo efímero, incapaces de diseñar un plan B  para una Huelva que ya merece enseñar el camino de salida a empresas como Ence antes de que empresas como Ence impongan su salida con el tsunami laboral que puede conllevar. Ahora, algunos acusan al gobierno pepero de motivar estas decisiones a causa de su reforma energética; otros, no han perdido tiempo para hacerse la foto con los representantes de los trabajadores y venderles que tratarán de usar sus maniatadas influencias para convencer a la empresa de que dé marcha atrás; y otros, que siguen disfrazados de sindicalistas, que utilizarán la vieja táctica de la recolocación y el no sé qué para seguir calentando su sillón de subvenciones. Como si no hubiera quedado claro que la empresa se va de Huelva porque no le cuadra seguir aquí. Y punto. Y a todo esto, las verdaderas víctimas. Los 294 trabajadores a los que se les va a pegar una patada en el culo y si te he visto no me acuerdo, amén de los 2.500 que dicen que indirectamente se verán afectados por el cierre. Pero no pasa nada. Cuando cierre la próxima, más ruedas de prensa con más discursos vacíos. Más caras de sorpresa, más incentivos públicos a la basura... Más de lo mismo hasta que, de una vez por todas, los acomodados agentes sociales onubenses sean capaces de mirar más allá de su ombligo y empiecen a diseñar un futuro real con el que Huelva pueda salir adelante sin aguantar más el soborno de un sector que quiere a Huelva lo que viene siendo un mojón.

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