Hacérselo mirar

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Querer... ese punto de motivación tantas veces incontrolado y mal medido; tener intención de... esa apuesta que, sin frutos, sigue apostando a lo mismo; pensar en... esa cita tan nuestra y tantas veces interferida por el pensar de... Imaginar, desear, valorar, intentar, hacer... Querer. Sí, es cuestión de Voluntad. Pero de cuidarla. Es hora de mimar a la voluntad en esta Huelva de falsos impulsos. Es hora de querer a Huelva. Una ciudad que se pudre con la indigestión del veneno del paro; que se cuenta por familias rotas ante el yugo del que ya todo lo cagó junto; que se sostiene entre la ayuda y el trapicheo;  y que come, se asea y ama, cuando la cabeza lo deja, por el milagro del sistema familiar. Y resbala por las paredes del pozo ante la falta de voluntad real de sus jefes, maniatados por el conformismo, ese nocivo vicio de la voluntad. Tan nocivo que adormece al valor. Y sin valor, las paredes del pozo cada vez resbalan más. Y sin valor, las ciudades no se quieren. Se sostienen, se adormecen, se golfean, se enmarañan, se fraccionan, se disuelven... Pero querer, no se quieren.  Urge reciclar la voluntad de todos, pueblo y jefes. Desintoxicarla del miedo, traidor e imperante; hacerle mirar la imaginación, secuestrada por el de antes; y atenderle la atención para que al fin el valor sepa llevarnos pa'lante. Huelva se merece imaginar, desear, valorar, comparar, intentar, hacer... Huelva se merece hacérselo mirar. Y recuperar su voluntad. Y se merece despertar, hidratarse y despegar. Y recuperar su valor. Voluntad y valor es mi receta. Hagámonoslo mirar. Pueblo y jefes. Sobre todo ellos. Porque si tuvieran los cojones, resultado anatómico-metafórico de unir voluntad y valor, de apostar desde  la administración/es  por la descontaminación integral de Huelva, y manejaran con amor la gestión de sus influencias por la que cobran lo que cobran, y confiaran en inversores que a limpiar ciudades se dedican, los puestos de trabajo llegarían por sí solos. Estoy seguro. Queramos o no, Huelva necesita industria limpia. Limpiar Huelva generaría mil veces más riqueza concreta, para el pueblo, que lo que puede aportar la cada vez más débil apuesta por seguir ensuciando Huelva para que la riqueza se reparta en todos sitios menos en Huelva. Y para limpiar Huelva hay que empezar depurando la voluntad y el valor. No es tarde. Pero hay que hacérselo mirar ya.  Y empezar a rescatar a un pueblo que empieza a perder la fuerza para sostenerse en las resbaladizas paredes del pozo socio-político onubense.

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