Hablillas

Que hablen los huesos

Durante un par de días la tinta no ha dejado de correr, las tertulias se han vuelto monotemáticas y los blogs, bueno, lo de los blogs da para tres tomos.

Nunca el lomo de un ratón aguantó tanta presión dactilar ni fue agente para ofrecer tan variada información sobre el tema que durante días ha sido tanto portada como columna en la página tres de los periódicos nacionales.

El pobre ratón sin patas está exhausto, jadeante y mareado de tanto recorrer la pantalla de un lado al otro, para arriba y para abajo, contrastando los datos redactados por los plumillas que al efecto se trasladaron a las inmediaciones del convento de las Trinitarias para transcribir el hallazgo de los huesos de Cervantes a pie de campo. Aunque todos supiéramos que el padre de la novela descansaba arrullado por los rezos de las religiosas, las declaraciones de los mandos gubernamentales con micro en boca no han dejado de embadurnar la verdad con la duda. Da igual, es tan cierto como siempre, aunque la alcaldesa de la Villa anteponga “casi”, el adverbio que indica poca carencia o indecisión sobre la palabra a que afecta en un afán de suavizarla. Durante un par de días la tinta no ha dejado de correr, las tertulias se han vuelto monotemáticas y los blogs, bueno, lo de los blogs da para tres tomos.

Saber que uno puede escribir sin más censura que la propia, predispone el ánimo dando fuerza y vuelo a la pluma -en este caso al teclado- y conste que en ellos leemos verdades como puños, verdades que bien merecen ocupar un lugar destacado en el papel. Sin embargo tanta publicación obliga a despertar al ratón para recorrer un número considerable de direcciones a fin contrastar contenidos. Esta noticia que no ha sido postergada por otra, esta noticia a la que aún no le ha llegado la antigüedad periodística por lo visto no es más que un asunto de huesos.

Sin pretender poner en tela de juicio el conocimiento de los equipos de arqueólogos y especialistas que se encuentra trabajando con ellos, los blogs tiran por otros derroteros, es decir, por el mercantilismo y por el tanto que el político va anotarse, por ejemplo. Para este caso, para este trabajo, al parecer, no han hecho falta solicitudes, formularios, firmas ni sellos a juzgar por la premura del trámite, que lo habrá habido, claro. Pero para el vulgo todo se ha hecho con agilidad y presteza.

A partir de ahora todo irá más despacio. Los huesos de Cervantes hablarán para los profesionales, les contarán cosas, les aportarán datos que soportarán el olvido o la relegación mientras dure la campaña electoral. Dirán que fueron enterrados junto a otros –lo aprendimos en el colegio- porque solo los nobles lo hacían de forma individual. Porque entonces morirse era desaparecer definitivamente, terminar de no existir, aún en el caso de Cervantes.

Si hoy preguntáramos quién era este señor nos asombraríamos de las respuestas., como también nos asombraría saber cuántos han leído las aventuras del Caballero de la triste Figura, pero esto poco aporta a la hablilla de hoy. En cambio la noticia, el propio Cervantes se merecen que el ratón se ponga en marcha de nuevo, que reciba en el lomo la pulsación dactilar que a modo de látigo le lleve a  buscar la descarga de un comentario o de un resumen del Quijote.

La relectura es un bálsamo para la memoria.

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