S entado sobre los muertos / que se han callado en dos meses, / beso zapatos vacíos / y empuño rabiosamente / la mano del corazón / y el alma que lo sostiene. / Que mi voz suba a los montes / y baje a la tierra y truene, / eso pide mi garganta / desde ahora y desde siempre’. Son conocidos versos de Miguel Hernández, de quien el 28 de Marzo de 2017 se cumplieron 75 años de su muerte.
Poeta realmente venerado por el pueblo, Miguel Hernández Gilabert nació en Orihuela el 30 de Octubre de 1910. Ya cuidaba cabras a muy temprana edad. Cursó los estudios primarios en las escuelas del Amor de Dios e inició el bachillerato en el colegio jesuita de Santo Domingo, de Orihuela. Por decisión de su padre, deja los estudios para dedicarse a pastorear cabras en el campo. En ese tiempo Miguel escribió sus primeros poemas.
Un canónigo, Luis Almarcha, se dio cuenta de la valía del joven y le proporcionó libros de Gabriel Miró, Virgilio, San Juan de la Cruz y otros, que el pastor poeta devoraba con avidez. Después leería a Góngora, Lope de Vega, Miguel de Cervantes, Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega… La lectura le hizo ser un auténtico autodidacta cultural. En sus días libres visitaba la biblioteca pública y con el tiempo formó un animado grupo literario con otros jóvenes de Orihuela.
A la edad de 20 años obtuvo el primer premio en un certamen de la Sociedad Artística del Orfeón Ilicitano por su poema ‘Canto a Valencia’, de 138 versos. A raíz de ello comenzó a colaborar con varias revistas y periódicos y viajó a Madrid para conseguir un trabajo. No habiendo tenido éxito en el intento, regresó a Orihuela. En 1933 publicó su primer libro, ‘Perito en lunas’, del que leyó poema en la Universidad de Cartagena y en el Ateneo de Alicante. Después volvería a Madrid y esta vez consiguió trabajo como secretario y redactor de la enciclopedia ‘Los toros’, de José María Cossío. Al mismo tiempo colaboró con la ‘Revista de Occidente’.
Durante la guerra civil se afilió al partido comunista. Al concluir la contienda fue encarcelado y condenado a muerte; pero varias de sus amistades intervinieron para que le conmutaran la pena y finalmente fue condenado a treinta años de prisión. Falleció, debido a penosa enfermedad, en el reformatorio de Adultos de Alicante el 28 de Marzo de 1942. Para su corta edad, 31 años, son numerosas las obras que nos legó Miguel Hernández, contándose entre las más populares la denominada ‘Vientos del pueblo’.
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