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Beber mucha agua no es saludable

La creencia popular de que hay que tomar 8 vasos de agua extra al día es tan errónea como la de suponer que comer más de un huevo al día genera colesterol

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Una famosa marca de aguas minerales lanzó, para beneficio propio, una campaña publicitaria en la que afirmaba que una persona debería beber dos litros de agua diarios (lo que equivaldría a 8 vasos de agua repartidos a lo largo del día) para tener buena salud y no deshidratarse. Se suponía que el slogan se basaba en un estudio realizado por profesionales de la Nutrición. Concretamente en 1974, F. J. Stare y M. MC Williams dieron a conocer unos estudios científicos mediante los cuales demostraban que el cuerpo humano necesitaba un aporte diario de unos 6 a 8 vasos de líquidos en total.


Sin embargo los dirigentes de la industria embotelladora aludida al principio habían entendido mal, o tal vez lo habían reelaborado a su conveniencia, el resultado del estudio y dedujeron del mismo que cada persona debería beber dos litros de agua extra al día. En realidad el estudio sacaba en conclusión que lo ideal era ingerir dos litros de líquido al día, contando con el agua que entraba en los alimentos y condimentos y contando con la leche y el café del desayuno y la merienda. En modo alguno indicaba el estudio que había que beber dos litros de agua al día aparte de las comidas.


Esta creencia, la de beber dos litros de agua al día aparte del líquido de las comidas, creencia fundamentada en un claro error de entendimiento o tal vez de mala fe, continúa firmemente arraigada en la gente y es mantenida por la comunidad sanitaria en general. No obstante, los principales nutricionistas están hoy de acuerdo en que no es aconsejable beber dos litros de agua al día fuera de las comidas. Los dos litros se cuentan con el líquido que contienen los alimentos.
Por ejemplo, en el desayuno y en la merienda, dos vasos de leche ya suponen medio litro de líquido, a lo que se añade otro litro y medio del líquido de la comida y de la cena, compensada su falta por algún vaso de agua entre horas. En verano, por supuesto, se precisa mayor aporte de líquidos.


Beber dos litros de agua extra al día durante largos periodos puede generar hiponatremia, un trastorno que hace disminuir la cantidad de sodio en la sangre, ya que el exceso de agua disuelve el sodio. El vocablo ‘hiponatremia’ lo conforman las expresiones ‘hipo’, que significa ‘por debajo de’, y ‘natrium’, sodio. Hiponatremia, pues, significa ‘por debajo de la tasa normal de sodio’. En las personas de edad joven y media, el trastorno es debido por lo general a la ingesta excesiva de agua, aunque existen otras causas en las personas de edad avanzada o con padecimientos de cierta gravedad. El excesivo consumo de tabaco (más de 6 cigarrillos al día) también suele ser causa de hiponatremia.


Los principales síntomas de la hiponatremia o deficiencia de sodio suelen ser: falta de apetito, somnolencia, falta de entusiasmo y, no pocas veces, náuseas. Suelen aparecer también edemas o acumulaciones de líquido en diversas cavidades del organismo. La más peligrosa de las hiponatremias, y que incluso llega a producir la muerte, es la llamada ‘hiponatremia redistributiva’, en que el agua almacenada en el cuerpo sale del compartimento extracelular, provocando mayor dilución del sodio. Ni que decir tiene que todo tipo de hiponatremia debe ser tratada por un médico y no basta con simplemente reducir de pronto el consumo de agua sin consultar previamente con el facultativo.


En Diciembre del 2007, científicos de la Universidad de Indiana publicaron un estudio que indicaba que la aportación extraordinaria y prolongada de ocho vasos de agua al día, aparte del líquido presente en las comidas, es totalmente perjudicial para la salud.


La cantidad de dos litros diarios de líquidos, contando el de los alimentos, está supeditada a la estatura de la persona. Por lo general esa cantidad se indica para una persona de 1,70 metros, que suele ser la medida estándar del individuo. A mayor estatura se precisa mayor consumo de líquidos, aunque en ningún caso es conveniente ingerir dos litros de agua aparte de la que llevan los alimentos o de la que se incorpora a ellos durante la condimentación. Pudiera ser que en un día de mucho calor se lleguen a beber esos dos litros de agua extra para evitar la deshidratación; pero el quid de la cuestión está en no hacer de ello una costumbre porque lo digan ciertas entidades comerciales que se dedican a vender agua, e incluso ciertos profesionales sanitarios que no están correctamente informados del asunto.


El agua mineral es preferible beberla en botellas de cristal, dado que aún se desconoce el efecto de los plásticos sobre el agua embotellada, sobre todo cuando las botellas están expuestas al calor, que es lo que ocurre con el transporte de las mismas por carreteras demasiado soleadas. De todas maneras, un estudio de la Universidad Sonoma State (California) informaba en 2007 que el agua mineral embotellada perdía buena parte de sus propiedades, llegando a ser su calidad menor que la del agua corriente.


A muchas aguas embotelladas se les añade flúor, compuesto químico que hasta no hace mucho se creía que era beneficioso para la salud de la boca, habiéndose demostrado científicamente que es perjudicial. Por desgracia también se añade flúor al agua corriente, algo por lo que protestan enérgicamente muchos expertos sanitarios.


La leyenda urbana de tomar dos litros de agua extras (8 vasos al día) aparte del líquido de las comidas se basa en principio en el entendimiento, o tal vez en publicidad conveniente, por parte de las embotelladoras de agua, las cuales tergiversaron los datos que daban los científicos, quienes afirmaban que el cuerpo humano precisaba entre 6 y 8 vasos diarios de líquido, contando con el que ya estaba presente en los alimentos. Es decir, que los dos litros diarios de líquido no son aportaciones extraordinarias de agua fuera de los alimentos, sino que suponen la cantidad total de agua o líquido que debe ingerirse al día para mantener el cuerpo saludable y contando con el agua que contienen las comidas.


La creencia popular de que hay que tomar 8 vasos de agua extra al día es tan errónea como la de suponer que comer más de un huevo al día genera colesterol y es perjudicial para el hígado. Ciertamente que el consumo excesivo de huevos no es sano, al igual que el consumo en exceso de cualquier otro alimento.


Podemos resumir que en la ingesta equivalente a 6 u 8 vasos de líquido al día entra ya el agua presente en los alimentos, no que hay que beber aparte 6 u 8 vasos de agua diarios. Eso sería un consumo excesivo de agua que el cuerpo no puede tolerar a la larga. Demasiada agua diluye el sodio del cuerpo y tal dilución genera la temida hiponatremia. Mantenerse en el punto medio sería lo inteligente.     

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