Trabajo y suerte

Es de justicia decir todo, lo bueno y lo malo, y no callarse nada atribuyendo a cada cual sus méritos y deméritos intentando siempre ser honestos y prudentes...

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Es de justicia decir todo, lo bueno y lo malo, y no callarse nada atribuyendo a cada cual sus méritos y deméritos intentando siempre ser honestos y prudentes en los juicios que podamos hacer. Más aún cuando por aquí opinamos de algo tan serio como la política que a todos nos afecta y nadie vive libre de su influjo, de un modo u otro. Cuántas veces en Jaén hemos alzado crítica a nuestros alcaldes y concejales. En muchas ocasiones con razón, en otras con no tanta, ya que a fin de cuentas a ellos los ponemos y quitamos nosotros.


Quiero hablar de nuestro alcalde, Francisco Javier Márquez, y del año que lleva al frente del Ayuntamiento. Honestamente pienso que su llegada se ha notado para bien. En primer lugar por la muy necesaria labor de volver a tender puentes con otras instituciones como la Junta de Andalucía y la Diputación Provincial, de signo político contrario, en segundo lugar por el tono conciliador y dialogante que emplea en sus distintas intervenciones sin por ello dejar de exigir nada que nos corresponda, en tercer lugar por su capacidad de encarnar la figura de alcalde de una forma cercana a los vecinos. Todo esto no debería de ser noticia, pero lo es. Pero aún cabe destacar lo más importante dada la agonizante situación económica municipal, y es la de no bajar los brazos y hacer del llanto y el lamento el día a día de su gestión. Muy al contrario se viene advirtiendo en su servicio una actitud encaminada a resolver problemas serios y gordos que asume responsablemente. Ejemplo de ello es el logro de haber estado presente hace una semana en la 31 Conferencia Internacional de Alcaldes, organizada por el Congreso Judío Americano y el Consejo Americano para la Judería Mundial en Israel. Esta invitación, que sólo ha sido extendida a otros cuatro alcaldes más en toda Europa habla por sí sola de la importancia de la cita por las oportunidades que puedan abrirse para Jaén. Por cierto, en un viaje que ha costeado de su propio bolsillo.


En conclusión, la buena noticia no es tanto la de felicitarnos por las posibles inversiones que pudieran llegar a esta ciudad como agua de mayo, sino por el cambio a mejor, bajo este nuevo bastón de mando, que ha experimentado la dirección política del Ayuntamiento bajo el gobierno de Javier Márquez y que obviamente redundará en beneficio de todos. Hay trabajo, esperemos que acompañe la suerte.

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