#Elganapán2.0

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Quien haga uso de las redes sociales, como es mi caso, habrá advertido la proliferación en los últimos tiempos de numerosas personas, en ocasiones auténticos ejércitos perfectamente coordinados y mandados, que desde su perfil público acometen una tarea de difusión en internet, a través de esas redes sociales, propagando urbi et orbe el argumentario que les proporcionan los partidos políticos a los que están afiliados. Compartir o Me gusta cuando hablamos de Facebook, twittear o retwittear, cuando lo hacemos refiriéndonos a Twitter, son palabras con las que nos estamos familiarizando debido a las nuevas estrategias de comunicación y propagación de los mensajes de los partidos, que de este modo, y a un coste nulo, los hacen llegar a millones de personas, de posibles votantes, su mercado. Las personas que desde su ordenador, teléfono, tablet, i-phone, etc. dedican su tiempo a estas labores han venido a ser llamadas community managers, un nombre que así dicho, aporta cierto halo de importancia a quien lo es. Pero como quiera que nuestra forma de hablar a día de hoy está plagada de anglicismos por el peso del inglés en el mundo de las nuevas tecnologías, vamos a hacer un ejercicio de defensa del español, al menos en aquellos términos, palabras o vocablos para las que efectivamente existe ya una equivalencia en el idioma del Imperio. Ahí es donde entra la figura del "ganapán" que no es sino quien se gana la vida llevando o trayendo recados, es decir, aquello a lo que se dedican los llamados community managers, al menos, quienes lo hacen de forma profesional. Para los que lo hacen gratis et de amore podría aplicárseles el término carpetovetónico voceros. Cuando retransmiten por el telediario la alocución de un Mariano Rajoy, o de un Pérez Rubalcaba ante su militancia, podrán verlos, enfrascados todos ellos en su teléfono móvil, difundiendo en vivo y en directo, simultáneamente al acto, los mantras que estos repiten. De igual forma actúan cuando reciben ávidos los argumentarios del partido, ahí están ellos para difundir lo bien que lo hace su partido y lo rematadamente mal que lo hace el contrario, so pena, en muchas ocasiones, de hacer un ridículo total, pues aquellas faltas que achacan al contrario son las mismas que ellos cometen allí donde gobiernan. Tal es la importancia del ganapán o del vocero en nuestros días, que no es raro enterarse de noticias de importancia por lo que publican las personalidades de relevancia en sus perfiles de redes sociales, que por lo general, no son gestionados por ellos mismos, sino por estos profesionales dedicados a tan menesterosa labor. Tan es así, que en muchas ocasiones son los propios informativos los que se hacen eco de estas declaraciones vertidas en sus perfiles.


Esa es la tarea del ganapán, o el símbolo y paradigma de la política de 140 caracteres que impera en nuestros días, donde pesa más un mensajito corto con la arenga diaria y el mensaje empaquetado con una cara bonita, que un trabajo real, sesudo y bien hecho.

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