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Así en Catalunya como en Linares

Creí mi hogar apagado y revolví la ceniza”. 35.000 almas reclamaban, el jueves, futuro –algún futuro- para Linares. Linares, salvando las distancias, es...

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Creí mi hogar apagado y revolví la ceniza”. 35.000 almas reclamaban, el jueves, futuro –algún futuro- para Linares. Linares, salvando las distancias, es nuestra particular Catalunya. De la pancarta unitaria, portada por jóvenes, surge clara la demanda de soberanía de un pueblo con el orgullo herido desde  el desmantelamiento de Santana, que vio pasar muchos trenes entre evanescentes alternativas de empleo impulsadas por la Junta, y, subsiguientemente, mil renuncias y pequeñas derrotas más tarde: la mayor tasa de paro de España, el 44,5 por ciento. La esperanza, lo último que se pierde, también se agota. Linares se levanta brava y clama/reclama la asunción de la gestión de recursos propios en manos de otras administraciones. El alcalde, Juan Fernández, después de la manifestación, concretaba los objetivos, mimetizando con la batería básica de peticiones de la plataforma: los activos de la extinta factoría automovilística –al objeto de retomar, con socios privados y base tecnológica de última generación, su actividad- y la apasionante –y parsimoniosa- puesta en valor del yacimiento ibérico de Cástulo.


El victimismo que exhalaban las proclamas de la movilización en su génesis del Paseo de Linarejos –invectivas indiscriminadas, contra los poderes políticos de Sevilla y Madrid- contrasta con la sensación generalizada del resto de la provincia de que los infructuosos intentos del Gobierno andaluz  de mantener con vida a Santana durante las dos últimas décadas se hicieron a costa de desviar/desatender otras inversiones pendientes, igual de urgentes, en el resto del territorio jienense. Pero Linares, a estos efectos, en estos momentos, es una especie de Catalunya que nos ha salido de buenas a primeras en el cuarto de estar, y que no atiende a más razones que las propias, volviendo otra vez, a contracorriente, la oración –y la letanía- por pasiva. Linares no se pliega ante otras evidencias históricas. Catalunya, tampoco. El grave problema de la incardinación armoniosa de Linares en el seno de Jaén, como de Catalunya en España, concluye con el mismo vicio centralista de sembrar la desconfianza en la integridad moral del que recibe y administra las mejores atenciones del presupuesto público:  la leyenda negra de cierta propensión a la corrupción, al tres por ciento de comisión de marras, o a la sinvergonzonería tantas veces fabulada de algunos de aquellos santaneros de principios de los 90 –y los supuestos vídeos grabados por los japoneses de Suzuki-. La justificación del celo catalán (o linarense) por defender su propia diferenciación  está en su realidad. De lo que se trata ahora es de si Catalunya debe seguir soportando la unidad de España. De si Linares, abundando en el paralelismo propuesto, debe soportar ahora las vacas flacas de su unidad de destino con Jaén y Andalucía. En un país tan aficionado a la demagogia, al mesianismo, al milagrerismo político, a la improvisación pasional, me temo lo peor.


Paco Reyes arrasa en el periodo de avales, proclamándose ya candidato único a la secretaría general del PSOE de Jaén. 4.032 firmas para el actual secretario general, frente al barruntado “quiero y no puedo” del sanchismo, personificado para más inri en dos aspirantes, Valeriano Bermúdez y Félix Manzaneda, que al no llegar ni por asomo al aval del veinte por ciento de la militancia total, prefirió no presentar nada. La recomendación de Ferraz de reducir la exigencia de avales al 3 por ciento, como se aprobó en el último congreso federal, cayó en saco roto en Jaén. Que se mueran los feos. El líder reelecto aprovechó para patearse algunas de las principales agrupaciones locales. Revalida cargo después de un paseo triunfal, plagado de adhesiones. “Valeriano Bermúdez Palomar, en las listas de IU-LV-CA de 1.990”. Arma arrojadiza, recurrente, que propalaron por las redes –por si acaso- los afines a Paco.


Congresos locales del PP. En la recogida de apoyos previos, ningún afiliado podrá avalar a más de un candidato. La norma invalidante se transforma en estratagema. Por otro lado, la judicialización del conflicto entre partidarios del oficialista Juan Diego Requena y del crítico Miguel Moreno ya tiene cita marcada para prestar declaración en sala: 6 marzo de 2018. “Largo me lo fiais, amigo Sancho”. Moreno Bonilla, brazo derecho en cabestrillo, reunía el viernes a sus presidentes provinciales en Jaén. Nuevo ‘zasca’ al sector contestatario que encabeza el alcalde de Porcuna. No comparte que los críticos recojan firmas para que la dirección nacional abra expediente a Fernández de Moya y Calvente. Asegura Juanma, con todo, que la fractura del partido en Jaén “se está solucionando”. “Creí mi hogar apagado y removí la ceniza. Me quemé la mano”.

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