Suena, incesante, la orquesta del Titanic, el baile de la vida, la angustiosa obsesión por no perder el paso. Tras la Navidad, San Antón y Fitur, preparativos del baile de máscaras de un nuevo Carnaval, en los desvanes se empiezan a desempolvar los disfraces. Los parias de las pateras se continúan ahogando a pocos metros de nuestras playas, mientras los jornales y las primeras liquidaciones de la aceituna –tierra adentro- reactivan el consumo hasta provocar colapsos, este pasado sábado, en las colas de los grandes supermercados. El retrógrado y fanfarrón Donald Trump, sionista y negacionista, machista y multimillonario, solo unas horas antes, protagonizaba una toma de posesión casposa y hortera al más puro estilo Dallas/Dinastía/Falcon Crest. El planeta de los simios en sus manos, con permiso de un Putin que amedrenta incluso a los amigos, aparentemente cómplice, y con una China mucho más preocupada de su nuevo papel de garante de la globalización y el comercio mundial que de los desvaríos xenófobos, clasistas y populistas, del nuevo inquilino de la Casa Blanca. Magnate y presidente. Hombre de negocios en activo y máximo mandatario de la primera potencia. Un baile de compatibilidades absolutamente admitido por la moral dominante. ¡Qué lejos queda ya el ‘Yes we can’!
Que nadie abandone la pista. Las tarifas eléctricas se disparan en plena ola de frío en una España que naturaliza la presencia de sus ex presidentes Felipe González y José María Aznar en los consejos de las principales compañías energéticas. Ambos, dadas sus comprometidas circunstancias, en lugar de permanecer políticamente en un discreto segundo plano, se entrometen con estrépito en el devenir de sus partidos. El PP, que perdió la mayoría absoluta en las últimas elecciones generales, gobierna gracias a la influencia que conserva Felipe en un PSOE hecho trizas. ¿Sentido de Estado? El baile, y el arte, de las compatibilidades. Una esquizofrenia que bate records de insatisfacción en las huestes socialistas. Pero Susana Díaz, con la que ha liado, como en las ‘Palabras para Julia’ de Goytisolo, no puede volver atrás porque la vida ya le empuja como un aullido interminable. Tendrá que someterse a unas primarias que seguramente ganará y, a renglón seguido, cogerle el paso a Madrid sin perder comba en la presidencia de la Junta. Por ello, emulando el modelo de su lideresa, comentan, ¿por qué no iba Paco Reyes a poder compatibilizar la presidencia de la Diputación de Jaén y la secretaría regional del PSOE?
Mirando de reojillo a su mentora María Dolores de Cospedal, a quien Soraya Sáenz de Santamaría quiere desalojar definitivamente de ‘Génova 13’, José Enrique Fernández de Moya solo compaginaría la presidencia provincial del PP con su secretaría de Estado de Hacienda si la ministra de Defensa se empeñara en intentar compatibilizar tareas orgánicas e institucionales, es decir, plantar batalla a su rival. El respaldo a la alternativa representada por Miguel Moreno, alcalde de Porcuna, dispuesto a relevar por las buenas a De Moya en base al criterio de incompatibilidad entre el buen gobierno en Madrid y el control responsable del partido en Jaén, se desinfla aritméticamente cuando el oficialismo sanclementino propaga justo lo contrario, a través de voces tan autorizadas como la de Javier Márquez. ¿Imaginan que Josenri, caso de decidirse por no revalidar la presidencia del PP de Jaén, señalara otra vez a Cuqui como el elegido? La estrategia de gobernabilidad de Márquez, se confirma, pasa por garantizarse la colaboración de los concejales no adscritos –por este orden de prelación- Iván Martínez y Víctor Santiago. Otra conciliación ética de difícil encaje público. Los dimes y diretes sobre el nuevo pliego de la basura vuelven a sacar a colación la inconfesable compatibilidad, sin luces ni taquígrafos, entre las concesionarias y los gestores de un ayuntamiento en ruinas. ¿Y las maniobras accionariales en la oscuridad en pos de una supervivencia del Real Jaén que otra vez se funde en negro? Mejor, ‘no meneallo’. ¿O sí? Que no pare la música.
Nombres propios
Fitur acaba de echar el cierre. La Diputación, locomotora de Jaén, renueva acertadamente a los 20 años la imagen de su marca ‘Jaén, Paraíso Interior’. Un glamuroso ilustrador linarense, Carlos Buendía –encargado de plasmar en papel, por ejemplo, las fragancias de Loewe-, es el autor. Javier Guillén, director general de Unipublic, organizadora de la Vuelta Ciclista a España, premio ‘Jaén, Paraíso Interior’, después de un año de barbecho, refuerza su vinculación afectiva y crematística a Jaén con otro menú completo en 2017: final de etapa/principio de la siguiente. En la Jaén de Paco Reyes, a lo Fernán Gómez, en efecto, las bicicletas son para el verano.
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