Entre los males posibles que podían incrementarse en esta época estaba la precariedad laboral, los salarios bajos, el aumento de la tensón internacional, aprovechando que el poder de los Estados Unidos ya no lo es todo, las migraciones masivas por la hambruna y la persecución política…pero no se esperaba la vuelta del Ku Klux Klan.
El triunfo de Donald Trump, sus parrafadas insolentes y xenófobas contra México y los mejicanos, su desprecio a la mayor parte de los dirigentes internacionales y su corte de supremacistas blancos, encabezados por Steve Bannon, tenían forzosamente que tener consecuencias. El KKK ha vuelto a la vida norteamericana. "Es fácil ver por qué el Ku Klux Klan ve a Trump como su candidato cuando Trump nombra a uno de los difusores de los temas y retórica de los supremacistas blancos como su principal consejero", dijo en un comunicado de un portavoz del senador demócrata Harry Reid. También se pronunciaron en su contra muchas organizaciones de derechos civiles, las que se oponen al antisemitismo, y las que trabajan para terminar con los crímenes y las campañas de odio racial, tanto que lo llamaron un "cabo suelto de ideologías de ultra derecha" que tienen en la identidad blanca el centro de sus mensajes. Ahora se desmarca llamándoles payasos.
Un retroceso tan enorme era impensable. Pero ha sucedido. En España se está discutiendo todavía sobre la correcta aplicación de la Ley de la Memoria Histórica y sobre la ilegalización de la Fundación Francisco Franco, por sucesos como la Guerra Civil de 1936-1939 o por el legado de Franco, que falleció en 1975, año de las ultimas ejecuciones ordenadas por el dictador en Barcelona, Burgos y Hoyo de Manzanares. En los Estados Unidos de América la discusión actual y los disturbios que están jalonando el país, con epicentro en Charlottesville, Virginia, con la retirada de estatuas y monumentos a los confederados que lucharon en la Guerra de Secesión de 1861-1865. Un siglo antes de los lamentables y sangrientos sucesos españoles que todavía colean en nuestra historia.
En 1864 Carlos Marx saludó la reelección de Abraham Lincoln en una carta al propio presidente: “Si bien la consigna moderada de su primera elección era la resistencia frente al poderío de los esclavistas, el triunfante grito de guerra de su reelección es ¡muera el esclavismo!”. Más de cien años han transcurrido y en esto llegó Trump.
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