Un par de organizaciones autodenominadas de extrema izquierda y soberanistas, asamblearias e independentistas, han decidido acabar con la imagen idílica del turismo en nuestro país, en un momento de radicalismo, atentados y ausencia de seguridad en otras zonas del mundo receptoras de turismo en el pasado y competidoras en ese sabroso mercado. Se trata de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) y Arran –este último fruto de la coalición de varias fuerzas juveniles radicales- que han puesto su objetivo en acabar con la imagen de tranquilidad del turismo en el plano nacional e internacional que tiene el sector.
“Go home tourism” y otras pintadas y manifestaciones menos amables se ven ya en Cataluña, Mallorca y Valencia y –como la estupidez es contagiosa- también en el País Vasco han copiado esos actos vandálicos grupos radicales que empiezan ya a imitar tan noble empeño como es hacer desagradable la estancia de los turistas en España y, si pueden, empezar a espantarlos.
Pintadas en las paredes, ataques a autobuses turísticos, escándalos en las puertas de los hoteles, pinchazos masivos de bicicletas turísticas, siembra de papelillos y otros objetos sobre los comensales en restaurantes de moda y ataques en puertos deportivos son algunas de las acciones que se han llevado a cabo recientemente por parte de estos grupos.
Un nuevo nombre se abre paso, la turismofobia. Quieren matar a la gallina de los huevos de oro en que se ha convertido este sector para el empleo y el crecimiento en España. Naturalmente que hay abusos sin cuento en la hostelería y el turismo en nuestros país. Negarlo sería estar ciegos. Pero actuar con violencia y provocar la estampida de los turistas en lugar de ir a las inspecciones de Trabajo y a las consejerías de Turismo a llevar las protestas y las denuncias es una enorme equivocación. También los municipios pueden tomar medidas contra los pisos sin autorizaciones, convertidos sin más requisitos en apartamentos turísticos, o en la colmatación de determinadas zonas, imposibles para residente local.
Se han producido estos hechos ante la desidia de las autoridades tal como ha denunciado el alcalde accidental de Barcelona, Collboni, (PSC): “Junqueras y Puigdemont no denuncian el ataque, porque son rehenes de la CUP en el “procés”. Parece que tengan miedo a la CUP, por su dependencia de los anticapitalistas”. La mala política causa estragos. Como las colas en los aeropuertos, con otros culpables.
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