En román paladino

El vuelco

En Francia el fin del bipartidismo ha sido aún más traumático y fuerte que en España

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Como en la  famosa película alemana de 2004 sobre el final del III Reich, El Hundimiento, -que se trae a colación cada vez que hay una debacle- habrá que concluir que, en esta ocasión,   corresponde al histórico Partido Socialista de Francia. Una quinta posición nacional y un  vergonzoso porcentaje del 6%. Los motivos son muchos: El presidente de la República, Hollande, y su anterior primer ministro, Valls,  han apoyado al antiguo ministro de Economía  y más que probable presidente de la República, Macron, que se inventó un partido nuevo -  “Francia, En marcha” – y con un partido personal va a llegar al Elíseo.

No hay que ser muy sesudo para comprender el mensaje principal de las elecciones francesas: ni los socialistas, herederos de Mitterrand,  ni los conservadores, sucesores de De Gaulle, Pompidou y Chirac,  van a estar presentes en la segunda vuelta.  El vuelco producido en la política tradicional francesa ha sido sencillamente descomunal. En Francia el fin del bipartidismo ha sido aún más traumático y fuerte que en España.  La  endemoniada herencia de Hollande.

Las horas bajas de los partidos clásicos han pasado factura. La corrupción del candidato Fillon  ha sido determinante en su campaña. Contrataba a sus familiares directos como asesores y se negó a dimitir. Lo ha pagado. La política liberal del gobierno socialista se ha llevado por delante a su partido, pero el más destacado que la llevó a cabo –Macron- ha obtenido un gran resultado, desde su propuesta como independiente, sin vinculaciones partidarias. Otro indisciplinado de la izquierda  también ha salido  ganando –Melenchon- y ha ocupado el lugar de la izquierda indignada,  tal que Macron el del centro  harto de los manejos de los suyos.

El Frente Nacional soñó durante el recuento con ser la primera fuerza pero no lo consiguió. Le Pen tendrá que esperar.  La Francia Insumisa de Melenchon también pensó  en la posibilidad de pelear la segunda vuelta, pero no lo logró a pesar de sus excelentes resultados.  Era el enfrentamiento más temido por los mercados y la Comisión Europea. La derecha extrema y la izquierda más radical enfrentándose. Al final la solución francesa va a ser una solución moderada, europeísta, centrada y alejada de riesgos imprevistos.  Macron  será presidente, pero sólo presidente.  Tendrá que buscar una cohabitación dificilísima con la Asamblea Nacional tras las legislativas de junio.  El 7 de mayo será presidente.

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