Rajoy y Trump han comentado la próxima celebración, en mayo, de una reunión de líderes de la OTAN, en la que ambos participarán. Además de la participación en la Alianza Atlántica, España y Estados Unidos también mantienen una potente relación bilateral de defensa, con las bases españolas de utilización conjunta de Rota y Morón”. Lo que no pone el transcrito comunicado oficial de La Moncloa es que Trump exige a España un aumento considerable del presupuesto de Defensa, tanto para el sostenimiento de sus fuerzas armadas como gastos multilaterales, como los de derivados de la participación en la OTAN. Y los obreros de las bases, despedidos, con Obama y con Trump.
15 minutos de charla dan para poco, pero si se introduce el tiempo de ambos en traductores, lógicamente la charla queda en 8 minutos. Es decir, estamos en una conversación protocolaria entre alguien que sigue sintiéndose honrado –Rajoy- por la llamada –como en los tiempos de Eisenhower y el dictador- y alguien –Trump- que llama a una sucursal en un territorio que ignora si es Europa o America Latina, como tantos norteamericanos. ¡Ah, no! Que él ha visitado dos veces Barcelona. En 2011 y 2014. Todavía recuerda el chofer que lo movió por la ciudad que le dio una propina de 100 dólares. Lo cuenta Vicente Vallés. Del Boeing 757, con su nombre estampado, al hotel, del hotel a la sala de conferencias o al Palau San Jordi y de ahí al avión propio de nuevo con 450.000 dólares en el bolsillo por su glamorosa intervención, ensayo de su campaña electoral, directa, descarada, mediática, sin el lenguaje políticamente correcto que se acostumbra y normalmente aburre y de ahí a la presidencia de los EE.UU. con tres millones de votos menos que su oponente, pero con el despacho oval conseguido por, al menos, cuatro años.
El tema de Cataluña, sobre el que se definió terminantemente en contra Obama, también en campaña lo hizo Trump: “No. Para encarar los desafíos hay que permanecer unidos. Europa tiene problemas que requieren gobiernos fuertes”. En temas económicos Trump escuchó de Rajoy los 62.000 millones de inversión española en USA y dice Moncloa en su nota oficial, “lo que ha supuesto crear más de 80.000 puestos de trabajo directos”. O sea, que también aquí lo que impera es el “América, primero”, porque el paro allí no llega al 5% y aquí cuadruplica esa cifra.
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