La Unión Europea –después de haber aventado un apocalipsis antieuropeo- dice que la caída de Renzi, por su derrota 40%-60% en un referéndum, que nadie le pidió, es una “cuestión interna” de Italia. A Renzi le ha costado el cargo de presidente del Consejo, como a Cameron con el Brexit, al que tampoco se lo pidieron, le supuso su dimisión como Premier del Reino Unido. Es repetido hasta el aburrimiento que los referéndums los carga el diablo, dando por supuesto que al diablo le gusta eso.
La pregunta italiana era más complicada que la del referéndum andaluz de 1980, de imborrable recuerdo: “¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo ciento cincuenta y uno de la Constitución a efectos de la tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?” Ésta de Renzi era aún mas compleja: “¿Aprueba el texto de la ley constitucional concerniente a “la supresión del bicameralismo paritario, la reducción del número de parlamentarios, la contención de los costes de funcionamiento de las instituciones, la supresión del CNEL y la revisión del título V de la parte II de la Constitución, aprobado por el Parlamento y publicado en la Gaceta Oficial número 88 del 15 de abril de 1016?" El CNEL es el Consiglio Nazionale dell'economia e del Lavoro. El triunfo del demócrata ecologista austriaco frente al ultraderechista produjo alivio en Europa, pero la división en Austria es patente porque un 47% de los austriacos ha votado a un ultranacionalista, por no emplear palabras más duras.
El mismo día Italia se aferraba a su Constitución de 1947 y no apoyaba cambiarla de arriba abajo modificando de golpe 47 artículos de 139. Demasiado. No han conmovido a los italianos el ahorro previsto, dejar al Senado con la tercera parte de sus componentes y quitandole capacidad legislativa en igualdad con la Cámara, anular las 110 provincias o una recentralización de competencias para el Estado.
El plebiscito sobre Renzi se quedó en el 40%. No está mal para empezar de nuevo. La “cuestión interna” italiana no es como la que sufrió España en el intento de golpe de Estado de Tejero y los americanos emplearon esa misma expresión para ver cómo evolucionaban los acontecimientos, hasta que el Rey Juan Carlos se decidió a pararlo. La cuestión interna italiana tiene que ver con las reformass económicas pendientes en un país que ha conocido casi un gobierno por año. 63 en 70 años. La inquietud es limitada.
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