Borrell lo expuso, con su consabida meridiana claridad, en una entrevista televisiva: “Si un avión muy grande, con mucha gente dentro, de repente intenta hacer una maniobra brusca de 180 grados, lo más probable es que pierda las alas y se caiga. Y si, además, la tripulación se subleva contra el piloto y lo echa por la ventana, entonces seguro que no podrá hacer ni un aterrizaje de emergencia y será una catástrofe. Eso nos está pasando a nosotros”. Esta es la situación del PSOE. Sin piloto, con un giro político abrupto, con el pasaje cabreado porque dijeron que iban a la izquierda y los han llevado contra su voluntad a Puerto Rajoy. Y un dato más, con un mando a distancia que lo pretende gobernar desde la Junta de Andalucía.
Se verá cómo sale el experimento. De momento mientras que Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal están peleando por aumentar sus seguidores en el redil ministerial, ya asegurado, de Rajoy, los socialistas están rotos por la mitad haciendo una labor concienzuda de destrucción de su partido por ayudar al PP. Los secretarios de Madrid, País Vasco, Navarra, La Rioja, Murcia, Baleares, Castilla-León y Ceuta –a los que se ha añadido más tarde el del País Valenciano, y dando por descontado a los catalanes, que están, en abierta rebeldía- piden que la abstención no afecte sino a los once diputados precisos para que se aminore la repercusión de la abstención y se haga “con el menor coste para el PSOE”, enfrente nuevamente Andalucía –con la fe del carbonero, más cerca de Trento que del Vaticano II- sigue insistiendo que son todos los socialistas los que deben apoyar de forma pasiva - con la abstención- la entronización de Rajoy.
¿Qué finalidad pretende la presidenta de la Junta de Andalucía y secretaria general de los socialistas con esta obstinación? No es que Federico Trillo siga en Londres y José Ignacio Wert en París viviendo como reyes, tampoco que sean alejados del partido los 18.000 afiliados del PSC, ni darle alas a la iniciativa de “Rodea el Congreso”…
El error histórico que ha cometido el PSOE no se olvidará. “¡Cuánto tiempo hemos gastado en demonizar a unos compañeros contra otros, cuánta energía, cuánto insulto entre nosotros!” dijo Susana Díaz en el Comité. ¡Y tanto!
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