No es una guerra en campo abierto, pero sí lo es de posiciones. Se han acabado las trincheras, pero continúan los movimientos de los ejércitos respectivos buscando la mejor ubicación para la batalla que se avecina.
Pedro Sánchez se ha puesto en el centro del campo de batalla. Ha estado audaz, dispuesto a correr riesgos porque hay fuego cruzado, pero ya el hecho de afrontar ese trance le hace ganar los galones de líder. El anterior llamado a ponerse al frente del envite –el actual presidente en funciones del gobierno y ganador de las elecciones, Mariano Rajoy- ha preferido continuar emboscado entre algunos de los pinsapos que adornan el acceso a la Moncloa. Difícil será que recupere prestigio y votos. El valor, se decía en los cuarteles y en la cartilla militar, se le supone al soldado, pero con el gesto insólito de declinar el encargo del Jefe del Estado/Rey Rajoy ha terminado denigrando su papel de presidente del PP y del gobierno.
Comienza un mes de febrero bisiesto, tiene 29 días. Pedro Sánchez nació un año bisiesto (29 de febrero de 1972) y está empeñado en celebrar un cumpleaños, que solo le viene cada cuatro años, camino de la presidencia del gobierno. El recorrido va a ser duro y difícil, tanto como el que emprendió desde su puesto de diputado de base que llega al Congreso como sustituto por una dimisión. Su historia es reconfortante en un sistema de partidos, como el español, en el que mandan los aparatos que lo controlan todo: puestos parlamentarios, secretarias regionales, nombramientos de gobierno, etc. Ese procediendo lo están rompiendo las primarias aunque en una pequeña parte. Esto no es EEUU, ni por tradición, ni por participación, donde los partidos son minúsculos y los aparatos muy reducidos.
Los primeros en lanzar al aire pamplinas han sido el ministro García Margallo y Monedero. Margallo se ha lucido diciendo que un gobierno de Sánchez sería el camarote de los hermanos Marx y que nos pondría inermes ante el yihadismo. Monedero que Sánchez se comporta como el doble –un estafador- que suplantó al general Della Rovere en la II Guerra Mundial y murió fusilado en su papel. Olvida Monedero que fue un verdadero héroe. Y los necesitamos.
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