En román paladino

La pregunta del millón

¿Qué ha sucedido en nuestras cajas más próximas geografica y sentimentalmente y -menos Unicaja- todas desaparecidas del control andaluz? ¿Será pionero el Parlamento de Andalucía investigando lo sucedido en estas cajas que terminaron por ser engullidas por otras?

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Todos gastaban dinero en b. Todos usaban la tarjeta negra. Todos eran de la sociedad secreta de las tarjetas de la vergüenza. Menos cuatro: Félix Manuel Sánchez Acal, Francisco Verdú, Iñigo María Aldaz y Esteban Tejera. Se pudieron encontrar cuatro personas honradas, cuatro hombres con  honor. Los demás han quedado como lo que son: unos aprovechados, unos ladones, unos derrochadores, unos trincones. Algunos en muy poquita cosa, la mayoría en todo lo que pudieron.

Ya se conocen los detalles que ellos jamás pudieron pensar que la opinión pública iba e tener hasta el más mínimo de talle de sus miserias ¿para que repetirlos? Pedro Sánchez en la presentación del nuevo Código Ético del PSOE –que impide a los socialistas con cargos aceptar o dar un regalo superior a los 60 euros-  rememoraba una verdad como una inmensa catedral: “Creemos, siguiendo la famosa frase de Jeremy Bentham que cuanto más nos observen mejor nos comportaremos”. Para eso valen las medidas de transparencia. Si todo está a la luz se evitan casi todos los delitos. Te cogen. Así de sencillo.

Por eso los ayuntamientos deberían dar a conocer todas las facturas, a los concejales, los gobiernos todos los contratos a los diputados y éstos,  los concejales y los componentes  de  todas las administraciones hacer –tal como se está extendiendo- la rendición, no privada en un registro secreto, sino pública exposición de cuentas,  de cómo entraron en sus cargos y cómo salieron de sus responsabilidades. 

Aquellos que no estén conformes, que no entren en ninguna combinación. La vida privada permite mayor ocupación a la familia y, por lo que dicen algunos,  ganarían mucho más dedicándose  a sus asuntos propios. Mentiras piadosas y embustes inmisericordes. Aquí no puede acabar la historia del escándalo. La pregunta del millón que requiere la respuesta del millón es si en otras cajas de ahorro se ha hecho lo mismo que  en CajaMadrid/Bankia. Ayer un representante de IU decía  que era necearía “cárcel ejemplar y la devolución de lo robado: tarjetas, sueldos, sobresueldos, créditos autoconcedidos, operaciones ruinosas injustificables en beneficio de amigos políticos, venta fraudulenta de preferentes y cualquier otra cuestión que haya generado este estercolero de corruptelas”.

¿Qué ha sucedido en nuestras cajas más próximas geografica y sentimentalmente  y -menos Unicaja-  todas desaparecidas del control andaluz? ¿En esto quedó la caja única? ¿Será pionero  el Parlamento de Andalucía investigando lo sucedido en estas cajas que terminaron por ser engullidas por otras? ¿Qué misterios se escondieron?

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