En la playa

Eran parientes, primos de una familia, la familia Bakr. Ahed Atef Bakr tenía 10 años; Zakaria Ahed Bakr, la misma edad; Mohamed Ramez Bakr tenía 11; el menor era Ismael Mohamed Bakr, con 9 años. Sus padres eran pescadores. Quienes les conocían, dijeron que era frecuente ver a los niños jugando a la

Publicidad Ai Publicidad Ai Publicidad Ai

Eran parientes, primos de una familia, la familia Bakr. Ahed Atef Bakr tenía 10 años; Zakaria Ahed Bakr, la misma edad; Mohamed Ramez Bakr tenía 11; el menor era Ismael Mohamed Bakr, con 9 años. Sus padres eran pescadores. Quienes les conocían, dijeron que era frecuente ver a los niños jugando a la pelota en la playa o saltando las olas, pude leer en alguna crónica. Algunos testigos afirman que un buque israelí les disparó a matar. Los cuatro murieron este miércoles, corriendo atemorizados tras un primer disparo que no les alcanzó. Esos testigos aseguraron que apuntaron para alcanzarles de pleno. La metralla destrozó sus pequeños cuerpos.

Cuando media España se tuesta boca arriba y boca abajo a lo largo de su costa, Israel masacra a sus anchas a unos desarmados palestinos. La imagen de los judíos viendo desde zonas altas de los territorios que usurparon esos ataques y bombardeos contra la franja de Gaza da buena cuenta de que no existe igualdad alguna entre ambos bandos. A TVE, que miserablemente ha manipulado como nunca antes hizo estos últimos acontecimientos, le pareció curioso ver cómo un padre y sus hijos se divertían mirando cómo los artefactos lanzados por Palestina raramente llegaban a sus casas por unas máquinas antimisiles en las que graciosamente se detuvo la reportera para amansar a los televidentes. Gracioso espectáculo a unos pocos miles de kilómetros de nuestras playas con bandera azul.

Es por todo ello que tengo claro que el sueño de la vida se transforma a veces en pesadilla. Lo que ocurre estos días en Gaza me avergüenza como ser humano. Cuando hace unos días celebraba con otros niños el cumpleaños de mi hijo, que ya ha cumplido dos años, no podía imaginar que tuviera que asistir sólo unas horas después a las imágenes que revelan cómo el mal que alimenta a los adultos acabaría con cuatro chiquillos que demostraban su inocencia jugando; que tuviera que asistir a la evidencia del mal vinculado siempre al egoísmo de una especie que no supo entender lo que significa convivir en sociedad, y que parece volver a las cavernas en vez de buscar horizontes de felicidad. La pesadilla de lo ocurrido a cuatro niños en Gaza se tornó en impotencia cuando escuché a última hora del miércoles la noticia en la radio; en tristeza cuando me atreví a ver las imágenes que las televisiones, entiendo que con criterio, no dudaron en emitir. El jueves a primera hora se transformó todo en un gran enfado con el periodismo, en particular, y con una sociedad inmadura que no sabe responder ante acciones de este tipo, en general. Tengo claro que la profesión que siempre defendí y desempeñé convive, como el propio ser humano, con el mal. La portada que publicó el día siguiente a los hechos La Razón no fue una más de las execrables portadas de La Razón; era producto de la infamia de sus responsables, producto del mal que guía a este periódico. La profesión calla; la sociedad calla. ‘No hay solución’, dirían algunos. Propongo sencillamente no invitar a responsables de este periódico a las tertulias de las televisiones, menos aún a su director. Este podría ser sin dudas un buen comienzo para decir a estos señores que son unos grandísimos malnacidos.

Contra ellos, los periodistas que valientemente se acercaron a la playa de Gaza para enseñar al mundo la barbarie. La fotografía que ilustra el artículo es de Mohame Talatene, de la agencia Reuters. Es una imagen durísima. Me he decidido a enseñarla, tras que lo hayan hecho otros muchos medios, para remover conciencias desde mi modestísima posición. 

De vacaciones

En Ronda, por lo demás, la semana parece haber transcurrido, según entiendo, de vacaciones para gran parte de nuestros políticos. Aunque hace mucho que todo está parado, esta semana no ha habido siquiera las habituales ruedas de prensa de temas muy menores que se ofrecen de manera cotidiana.

Llamativo que sólo unos días después de que Castro, el portavoz de IU en Andalucía, pidiera una plataforma para reivindicar el nuevo Hospital, el 22M se la ofreciera en bandeja, lanzándose a pedir apoyos ciudadanos y reclamando que no se utilice este asunto de manera partidista ni política. Algunas acciones deberían producir algunos sonrojos. Supongo que habrá quien quiera hacer el juego a IU en esa plataforma, pero entiendo que habrá quien pueda enfadarse, y me refiero a Podemos, el último en incorporarse.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN