El ojo de la aguja

Aniversario de Guevara

Se cumple este año el séptimo aniversario de la muerte del futbolista, pintor y escritor del teatro de lo absurdo, José Cristóbal Guevara Sánchez, andevaleño

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Se cumple este año el séptimo aniversario de la muerte del futbolista, pintor y escritor del teatro de lo absurdo, fiel seguidor de Eugene Ionesco, José Cristóbal Guevara Sández, andevaleño, natural de Puebla de Guzmán, que le nombró hijo predilecto, y la Diputación de Huelva, antes de su fallecimiento, le concedió la Medalla de Oro de la provincia.

El bagaje profesional y artístico de José Guevara es inmenso, de tal manera que sus últimos años los pasó en Huelva capital, residiendo en el ático del ingente edificio del Punto, donde mantenía su estudio que visité, y donde a esa edad paralelamente, pintaba en privado y escribía sobre el teatro de lo absurdo. En aquella visita que  realicé a su  estudio me regaló un libro.

Echamos una mirada hacía atrás.  José Guevara ingresa en el Instituto de la Rábida de Huelva, y con la edad de trece años comenzó a jugar en el equipo del instituto. Más arriba del centro docente existía una academia de pintura que dirigían los pintores Pedro Gómez y García Orta; fueron sus primeros pasos en la pintura. Luego, Guevara fichó por el equipo del Atlético de Huelva, y de aquí el pasó al Onuba, que estaba en Tercera división. “Yo tenía velocidad, puesto que era campeón de los cien metros libres y metía goles”, me comentaba en aquellas fechas. “Me retiré del fútbol por mor de una pleuritis, por aquel entonces estábamos mal alimentado”. Debutó con el Onuba en Linares, ganaba veinticinco pesetas.

José Guevara dejó el fútbol y continuó su trayectoria artística con este nombre recorriendo todo el hemisferio. Montó una fundación en Roma, llegó a exponer en EEUU, Japón, Francia, China, etc. Pretendió transformar el mundo con su expresión artística. De José Guevara, su amigo Javier Velasco decía: “Supo vivir la vida como nadie. Él siempre decía que era como un titiritero, y subrayaba su rebeldía como persona y como profesional; fue uno de los artistas perseguido por el régimen franquista y logró ser  libre por su valentía”.

José Guevara emigró después de la guerra civil a Sudamérica, donde rápidamente se integró en los círculos artísticos argentinos y uruguayos, para posteriormente trasladarse a Italia. Aquí fue donde concibió casi la totalidad de sus trabajos,  con técnicas abstractas, libertad gestual y colores sensuales,  que le hacen encuadrarse en una corriente ‘Arte Nuova’ y ‘Non figurativo’.

En el año 1953 descubre la técnica de la combustión del pigmento,  e ingresa por méritos propios en el contexto artístico internacional, iniciando su periplo por países de todo el mundo.

José Guevara dejó dos hijas, María Antonia y Paulina. Ésta última nació en París, donde reside. Su otra hija, María Antonia, vive en Moguer. Desde las páginas de Viva Huelva, nuestro recuerdo al paisano y amigo en sus últimos días, y el agradecimiento por el legado del talento que supo dejarnos.

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