El pueblo ya no se traga nada, pero por sabio, calla, y cuando se calla, como al bueno de Sancho, se otorga, porque al buen callar le llaman Sancho. Después de cuatro interminables y lánguidos meses, donde se han sucedido aconteceres de todo tipo, de manera ingente, por encima de todo, la aparición de interfectos corruptos, en el día a día, como las cucarachas, en un país con un gobierno de tránsito que ha ido dilatando el pasar de los días en el tiempo, ubicado en la inercia más preocupado por continuar en la poltrona que por los verdaderos problemas que atañen a las comunidades de la nación y de manera especial al ciudadano de a pie, un desmadre que nos atosigan a través de los medios, y todos tan campantes y sonantes, como si no les fuera con ellos. Ya desde Bruselas nos han dado un toque y grande de atención, que ya está bien de tanto vaivén político, que la deuda contraída en estos cuatro meses se ha disparado y de que manera. Y Europa, insisto, no ve la hora de que se acabe toda la parafernalia que estamos soportando los españoles, y no para otra cosa que, la de meternos el diente lo antes posible, aunque desde los postulados que nos “gobiernan”, nos vendan otra cosa, y les quieran quitar importancia. Campaña para lo peor porque, diganme, ¿si no se entienden dos como se van a entender cuatro?. ¿Ustedes creen que `puede haber mayoría absoluta con todo lo que está cayendo en España? Ya, esto, no se lo cree ni el Pupa. Se está perdiendo la credibilidad, y el hambre, que es muy lista, cada vez cobra más enteros en su longevo y sinuoso camiar. Las injusticias, los desahucios, el paro. Nuevas elecciones y nuevos despilfarros en la campaña electoral, aunque vengan cacareando que será austera. Vamos, que Europa esta loca porque se acabé aquí en España esté “clásico” político nunca vivido, en el que los “ladrones” están protegidos, los que se llevan los dineros a los paraísos fiscales, y el ciudadano que no paga una multa, sea `por el motivo que fuere, es amenazado con el embargo. Europa nos espera para lo peor, frotándose las manos, para meternos el diente a todos aquellos españolitos entre los que me incluyo, que veremos la privación consecuente del punto de mira de esa consabida austeridad que nos espera, otra más, y nadie puede saber de que alcance, que pagarán los nominados, los que tienen contratos por un día, las pequeñas y medianas empresas. etc. La credibilidad está por los suelos, los verdaderos valores del ser humanos se volatilizan, parece que toman otros derroteros, la farsa, el desdén, la mentira hecha a fuerza de ejercicio verdadera verdad, y perdonen la redundancia, todo esto impide a hacer nuevos caminos, sino más bien todo lo contrario, situar barreras prohibitivas que me parte el alma recordar. Campaña para lo peor, tal vez, quizás, mejor en manos de un mago, duende, ilusionista o pitoniso que, posiblemente, haga todavía más real aquella frase de un pensador conocido que ya no esta aquí y que era la siguiente: España marcha mal, pero marcha”.¿pero de que manera?
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