El Loco de la salina

Que vienen los turistas

Total, el cuento de nunca acabar. Ya están aquí los turistas y nosotros con estos pelos.

Ya están aquí. Están diciendo los locos en el manicomio que cada vez vienen más turistas y que va a llegar un momento en que no vamos a caber en La Isla. Estos internos están locos. Aquí cabe todo el mundo menos la cordura. Yo sé que mis paisanos se van a portar muy bien con esos despistados turistas y que, cuando se vayan a su tierra, se van a llevar ese regusto que dan los sabores de este rincón. En todo caso, me voy a atrever a dar unos cuantos simples consejillos para que los pobres no se equivoquen.

1.-Hay que procurar que los turistas lleguen cualquier día de la semana menos el jueves, porque como primer impacto verán en todo el contorno de la Magdalena la de mierda, la de papeles, la de envoltorios de plástico revoleados y la de cartones de cajas de zapatos que ha dejado allí el mercadillo de los gitanos. Y, si hace levante, no te quiero contar.

2.-Que reserven alojamiento, a ser posible, un par de años antes o más, porque La Isla está muy cortita en camas. Y, si los turistas preguntan por qué no hay más hoteles, se les puede contestar con mucha tranquilidad que en eso estamos y que allá para el siglo que viene o para el otro puede ser que los militares comprendan que el aprovechamiento de Camposoto ya no les sirve para la defensa nacional y que sería un motor de empleo para toda La Isla.

3.-Que a los turistas no se les ocurra averiguar por qué hay tanta caca de perro por las calles. Si entramos en explicárselo, nos va a costar trabajo reconocer que no estamos lo suficientemente educados. Y lo de que la mierda da suerte no se lo van a creer.

4.-Si se descuelgan queriendo comprar pescado fresco, hay que decirles que no aparezcan por el Mercado Central ni de broma, porque además tendríamos que explicarles por qué hay tantísimos puestos cerrados en una ciudad marinera y de cien mil habitantes. Los mandamos a comprarlo directamente a Chiclana.

5.-Si se interesan por los palcos de la Carrera Oficial de semana santa y por ese palco imperial de autoridades con sus solemnes volantes, no les vaya a decir que están presididos muy a gusto por socialistas, porque no lo van a comprender.

6.-Si preguntan por el tema de la sal, hay que hablarles de nuestra brillante historia pasada, porque la del presente más vale ni mencionarla, salvo contadas excepciones. Les decimos que para qué la vamos a cultivar si en Carrefour está muy baratita.

7.-Lo del tranvía ni tocarlo, por Dios. Emplearían toda la semana santa en intentar comprender que vamos para diez años de martirio y al final se irían en blanco.

8.-Si les da por interesarse por el asunto de la cera que llena el suelo y por su limpieza posterior, cambie de tema y hábleles del tiempo y del clima.

9.-Si por casualidad indagan y preguntan por el trabajo en La Isla, se les puede decir que tenemos los cajones llenos de papeles anunciando promesas, y que por haber tanto paro tenemos tiempo de leerlas una y otra vez y de decepcionarnos una y otra vez, porque ninguna se cumple.

10.-Seguro que preguntarán por Camarón. Dígales que, como son días de fiesta, la casa del monstruo del cante está cerrada. Y dirán que por qué a la ciudad de San Fernando le llamamos La Isla.

Deberemos contestarles que el rey Fernando VII fue un veleta, que aquí entendimos perfectamente el tema y que por eso nunca lo llamamos Camarón de San Fernando, sino Camarón de La Isla. Y de paso les podemos decir que un día de estos haremos que el nombre de esta ciudad cambie y se llame por fin La Isla. Si los turistas preguntan que para cuándo será eso, les diremos que para cuando el tranvía esté funcionando.

Total, el cuento de nunca acabar. Ya están aquí los turistas y nosotros con estos pelos.

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