El Loco de la salina

Otra loca

En todo caso, no sé a qué esperan los partidos políticos para llevar a esta señora en sus listas.

Hemos leído en el manicomio con la boquita bien abierta la noticia de que una mujer se ha encontrado en el Mercado de San Antonio un sobre con 3.600 euros. Hasta aquí es extraño, porque no están las cosas como para ir dejando por ahí sobres llenos de dinero. Pero lo que nos ha dejado con las pupilas dilatadas es lo que ha hecho después la señora.  ¡¡¡Lo ha devuelto a la policía!!! No me digan que no es raro. Eso no puede ser. A mí no me la pegan. Eso es un rollo de los que nos marca la prensa de vez en cuando para variar o para llamar la atención de los lectores sobre hechos inverosímiles. ¿Cómo va a ser posible que en un país donde ya no sabemos qué hacer con tanto chorizos, mangantes, vividores, rateros de guante blanco y de corazón negro…, donde las cárceles no dan abasto y donde hay más “investigados” que habitantes, aparezca de buenas a primeras una humilde señora de la calle y devuelva ese sobre que a buen seguro a ella le podía haber alegrado la vida y al dueño del dinero habérsela amargado?

Porque el tema es muy fácil. Uno va andando, ve un sobre abultadito en el suelo, echa un rápido vistazo alrededor, pone cara de póker, se adelanta, le pone encima toda la superficie posible del zapato, se agacha como si uno se fuera a ponerse los cordones, lo coge, se lo lleva a su casa y aquí paz y allí gloria. Pero ¿ir inmediatamente a la policía a devolverlo?

No me lo creo. Esa mujer no existe o es otra loca. Eso debe ser que el periodista, metido de lleno en la vorágine de los amantes de lo ajeno, no ha dormido bien, ha pensado sorprendernos con una noticia como esta para salirse del terreno de los sinvergüenzas a los que estamos habituados desgraciadamente todos los días y se ha despachado con algo que no se lo cree ni él. Es una mujer idealizada, imaginada, soñada por una mente calenturienta. Esa señora es como una de esas vírgenes que salen a la calle con cara de inocente total y que es incapaz de quedarse con nada que no sea suyo. Pero ya digo, esa mujer no existe. Le quieren dar apariencia real y por eso dicen que se llama Francisca Ramírez, como si con ese nombre tan del Papa y ese apellido tan popular, quisieran pintarnos bien la cosa y prácticamente obligarnos a tragar por las buenas la increíble historia del sobre con dinero a reventar devuelto a su dueño. 

Además, suponiendo que fuera verdad, no han pasado dos días de la noticia y ya tenía que haber tenido esa mujer una estatua en las mismas puertas del Ayuntamiento para que sirviera de ejemplo a tanto personal podrido como anda suelto por ahí. Si el Ayuntamiento de Florencia tiene a su misma entrada a Caco recibiendo en la cabeza palos de Hércules por ser tan ladrón, ¿por qué no podíamos tener a Francisca en el centro de la Plaza del Rey recibiendo besos por ser tan honrada?

En todo caso, no sé a qué esperan los partidos políticos para llevar a esta señora en sus listas. Es lo que la gente quiere votar, gente honrada, gente de sus casas, sin más aspiraciones que dormir tranquila por las noches y coger pronto el sueño para no robárselo al prójimo que perdió los billetes. Eso es lo que quiere el ciudadano, lo demás son milongas, discursos cansinos, promesas inútiles…y ganas de engañar. Y por si fuera poco, Dª Francisca no ha dado ningún mitin, ni ha expuesto teorías sobre cómo ir por la vida, ni ha prometido el oro y el moro, sino que en silencio y con sus hechos ha demostrado ser una ciudadana estupenda con un fondo digno de imitar. 

Señora Francisca, aunque usted representa una ejemplar idea de lo que es la honradez, sepa que aquí en el manicomio, aunque no tengamos todavía una escultura suya como Dios manda, ya cada loco tiene una estampita con su cara para no olvidarnos de que todavía puede existir gente que haga lo que dicen que usted ha hecho. Felicidad y enhorabuena.

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