comienza Homero la Iliada con los esponsales de la nereida Tetis y el mortal Peleo. El banquete se celebró con todos los dioses presentes excepto Eris, que no fue invitada por ser la diosa de la Discordia, pero aún así la creó. Arrojó una manzana de oro al banquete con la inscripción: “Para la más bella”. Rápidamente, las diosas Atenea, Afrodita y Hera, se disputaron el titulo. La disputa terminó provocando la Guerra de Troya.
Decía mi amigo Lucio que Pedro Sánchez, en su plácido Comité Federal, ha invitado al banquete español a la diosa Eris. Definir a España como una “nación de naciones” para contentar a Podemos y a Junts pel Sí, a los que nada les va a contentar si no es la secesión de Cataluña, es un enorme error que no nos va a llevar más que a una disputa generalizada entre comunidades autónomas. Casar soberanía única, o sea Nación española, con un puzle de naciones es la cuadratura del círculo. ¿Qué más competencias les va a dar Pedro Sánchez para que sean una nación dentro de España?
Eligio Hernández, exfiscal General del Estado, destacado jurista y miembro del PSOE, en un artículo publicado recientemente, escribe que “la nación no se define, como, por ignorancia, hizo Pedro Sánchez, por las identidades nacionales, ni por la cultura o la lengua, porque muchas naciones son multiculturales. No cabe confundir la nación en el sentido jurídico de nuestro constitucionalismo histórico, con la llamada impropiamente “nación cultural” recogida en el artículo 2 de la Constitución de 1998”. Lo más grave, dice, es que la enmienda de Pedro Sánchez traiciona la defensa histórica que siempre hizo el PSOE de la Nación española.
Alfonso Guerra, nada sospechoso de no ser socialista, va mucho más lejos y reclama que se aplique ya el artículo 155 de la Constitución, esto es, que se le retiren las competencias a la Generalitat. Además advierte de que no se podrán “calmar las ansias secesionistas aceptando ese extraño ser artificial “España, nación de naciones”. “¿De cuantas naciones?”, se pregunta. “Nadie contesta”, se lamenta.
Pedro Sánchez ha proclamado que con él comienza un nuevo PSOE. Un PSOE de izquierdas, sin darse cuenta de que con esa proclama está tirando por la borda el bagaje de un partido de más de cien años, forjado por los militantes socialistas aún en épocas terribles que él no ha conocido, pero que si sigue por esos vericuetos, con el solo objetivo de alcanzar la Moncloa, puede que los llegue a conocer. Ante el PSOE NOW, el de ahora, el de Sánchez, habrá que preguntarse: ¿Acaso el PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra o el de Zapatero, era de derechas y hemos estado engañados sus votantes?
Y, mientras tanto, el Alzheimer hace mella en todos los secretarios generales del PP. País, paisaje, paisanaje, que diría Unamuno.
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