El Dedo

Una capa

Todo esto viene a cuento por los espectáculos tan bochornosos que dan buena parte de nuestros diputados en las sesiones parlamentarias que semanalmente

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Cuando asistimos en televisión a muchos de los juicios que se celebran en diferentes lugares de nuestra patria o fuera de ella, del uno al otro confín, como diría el poeta, nos llama la atención el respeto con que se tratan los letrados, el vocabulario que emplean y las togas que llevan puestas que, al igual que una buena capa, todo lo tapa.

Todo esto viene a cuento por los espectáculos tan bochornosos que dan buena parte de nuestros diputados en las sesiones parlamentarias que semanalmente se celebran en el Congreso.

En el reglamento o norma que regula el comportamiento de su señoría debería incluirse la uniformidad, de manera que tal y como hacen los letrados usaran capas para tapar las vestimentas, a veces a zarrapastrosas, que lucen los representantes del pueblo español.

Así las capas del Partido Popular serían azules, las del Partido Socialista rojas, moradas las de Podemos, naranjas las de ciudadanos, con rayas amarillas y rojas los partidos catalanes y valencianos, blancas, verdes y rojas las del PNV, capas verdes para los ecologistas y blancas para los insulares.

Sería un hemiciclo lleno de luz y de color como la tómbola de Marisol, envidia del mundo entero. Una vez resuelto el tema de la vestimenta, tratemos de arreglar el vocabulario tan soez que algunos utilizan para formular preguntas o responder al rival político: una verdadera vergüenza, un sinsentido, un mal ejemplo para sus propias juventudes y una gran decepción para mayores.

El título de Señoría se les concede a las personas por su dignidad, decoro y educación, así pues sería conveniente que en el reglamento se incluyera un artículo obligando a los parlamentarios a tomar clases de perfeccionamiento de sus cualidades intelectuales y morales como si de niños se trataran, empezando por el diputado Pablo Iglesias que a pesar de ser catedrático parece que tiene sarro en la lengua y es que no podemos confundir formación con educación, como viene demostrando la mayoría de las veces que su señoría abre la boca.

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